Página 44 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
que es debido sólo a él. Satanás es adorado en todas estas viles
idolatrías.
El que se detiene con el vino está jugando con Satanás el juego
de la vida. El fue quien hizo a los malos hombres agentes suyos,
de modo que los que comiencen el hábito de la bebida puedan
convertirse en borrachos. El planeó que cuando el cerebro estuviera
confundido con el alcohol, llevaría al borracho a la desesperación,
y le haría cometer crímenes atroces. En el ídolo que ha levantado
para que los hombres lo adoren todo es contaminación y crimen,
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y la adoración del ídolo arruinará tanto el alma como el cuerpo,
y extenderá su nefasta influencia sobre la mujer y los hijos del
borracho. Las inclinaciones corruptas del borracho se transmiten a
su descendencia, y de ella a las generaciones siguientes.
Un poder demoníaco en acción
—Pero, ¿no son los gobernan-
tes del país mayormente responsables por el aumento de la crimina-
lidad, la ola de maldad que es resultado del expendio de bebidas?
¿No es su deber y no está en su poder eliminar este mal mortal?
Satanás ha formado sus planes, y aconseja a los legisladores, y és-
tos reciben sus consejos, y así mantienen en actividad, mediante
disposiciones legislativas, una plétora de mal que resulta en mucha
miseria y crimen de un carácter tan terrible que la pluma humana no
puede describirlo. Un poder demoníaco está en acción a través de
instrumentos humanos, y los hombres están tentados a complacer el
apetito hasta que pierden el dominio propio. La vista de un ebrio, si
no fuera tan común, levantaría la indignación pública y haría que el
tráfico de bebidas se eliminara; pero el poder de Satanás ha endureci-
do de tal manera los corazones humanos, ha pervertido de tal forma
el juicio humano, que los hombres pueden contemplar los ayes, el
crimen, la pobreza que inundan el mundo por causa del tráfico de
bebidas y permanecer indiferentes. ...
Día tras día, mes tras mes, año tras año, las trampas mortales
de Satanás se ponen en nuestras comunidades, a nuestras puertas,
en las esquinas, dondequiera sea posible atrapar almas, para que
su poder moral pueda ser destruido, y la imagen de Dios raída, y
las almas se hundan en la degradación más abajo que el nivel de
las bestias. Las almas peligran y perecen, y ¿dónde está la energía
activa, el esfuerzo decidido de parte de los cristianos para alzar una
señal de advertencia, para iluminar a sus semejantes, para salvar a