Página 46 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
de Satanás. El Señor Jesús, el Príncipe de Vida, está en controversia
con Satanás, el príncipe de las tinieblas. Cristo declara que su misión
es elevar a los hombres. ...
Jesús dejó los atrios celestiales y depuso su propia gloria, y revis-
tió su divinidad con humanidad para que pudiese entrar en estrecho
contacto con la humanidad, y por precepto y ejemplo pudiese elevar
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y ennoblecer la humanidad y restaurar en el alma humana la imagen
perdida de Dios. Esta es la obra de Cristo; pero, ¿cuál es la influencia
de aquellos que legalizan el tráfico de bebidas? ¿Cuál es la influen-
cia de aquellos que ponen la botella en los labios de su prójimo?
Contrasten la obra del vendedor de bebida con la obra de Jesucristo,
y estarán forzados a admitir que los que trafican con el alcohol, y
los que sostienen el tráfico, están trabajando en colaboración con
Satanás. Mediante este negocio están haciendo una obra mayor en
perpetuar la miseria humana de lo que lo están haciendo los hombres
en cualquier otro negocio del mundo. ...
El vendedor de bebidas asume la misma actitud de Caín, y dice:
“¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?”, y Dios le dice, como le
dijo a Caín: “La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la
tierra”. Los vendedores de bebidas serán tenidos por responsables
del desamparo que ha entrado en los hogares de aquellos que eran
débiles en fortaleza moral, y que cayeron por la tentación de la
bebida. Se les imputarán la miseria, el sufrimiento, la desesperación
que entraron en el mundo mediante el tráfico de bebidas. Tendrán
que responder por los ayes y la necesidad de las madres y de los hijos
que han carecido de comida, vestido y techo, que han sepultado toda
esperanza y alegría. El que cuida del pajarillo y toma nota de cuando
cae al suelo, que reviste el campo de hierba, que hoy es y mañana
es echada en el horno, no pasará por alto a aquellos que han sido
formados a su propia imagen, comprados con su propia sangre, ni
desoirá sus gemidos de dolor. Dios toma nota de toda esta impiedad
que perpetúa la miseria y el crimen. Considera responsables de todo
ello a aquellos cuya influencia ayuda a abrir la puerta de la tentación
para el alma.—
Manuscrito 54
.
La sentencia de Dios sobre el vendedor de bebidas
—No sabe
ni se preocupa de que el Señor tiene una cuenta que arreglar con él,
y cuando su víctima ha muerto, su corazón de piedra no se inmuta.