Página 50 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
Eran responsables
—Algunos podrán preguntar: ¿Cómo podían
los hijos de Aarón ser tenidos por responsables cuando sus intelectos
estaban tan paralizados por la embriaguez que no podían discernir
la diferencia entre el fuego sagrado y el común? En el momento
de llevar la copa a sus labios se hicieron responsables por todos
los actos que cometiesen bajo la influencia del vino. La compla-
cencia del apetito les costó la vida a esos sacerdotes. Dios prohibió
expresamente el uso del vino que influyera en la obnubilación del
intelecto.
“Y Jehová habló a Aarón, diciendo: Tú, y tus hijos contigo, no
beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión,
para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras genera-
ciones, para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo
inmundo y lo limpio, y para enseñar a los hijos de Israel todos los
estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés”. ...
Aquí tenemos las clarísimas indicaciones de Dios, y sus razo-
nes para la prohibición del uso del vino; para que su facultad de
discriminación y de discernimiento fuese clara, y no confusa en ma-
nera alguna; para que su juicio fuese correcto, y pudiesen siempre
discernir entre lo limpio y lo inmundo. Se da también otra razón
de suma importancia por la cual debían abstenerse de todo lo que
pudiese embriagar. Se requería el pleno uso de la razón despejada
para presentar a los hijos de Israel todos los estatutos que Dios les
había hablado.
Requisitos de los dirigentes espirituales
—Toda comida o be-
bida que impida el ejercicio sano y activo de las facultades mentales
es un pecado provocativo a la vista de Dios. Este es especialmente
el caso de aquellos que ministran en las cosas sagradas, que en todo
momento debieran ser ejemplos para el pueblo, y estar en condicio-
nes de darles instrucción adecuada. ...
Ministros del púlpito sagrado cuyos labios y boca están corrom-
pidos se atreven a tomar la sagrada palabra de Dios en sus labios
impuros. Piensan que Dios no toma nota de su complacencia pe-
caminosa. “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala
obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto
para hacer el mal”. Dios no está más dispuesto a recibir un sacrificio
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de las manos de aquellos que de esta forma se mancillan a sí mismos
y ofrecen con su servicio el incienso del tabaco y del alcohol de lo