Página 53 - La Temperancia (1976)

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El alcohol y las personas de responsabilidad
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por la parcialidad o el prejuicio. Así dice Jehová: “No pervertirás
el derecho de tu mendigo en su pleito. De palabra de mentira te
alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al
impío. No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven,
y pervierte las palabras de los justos”.—
The Signs of the Times, 8
de julio de 1880
.
Solamente hombres estrictamente temperantes e íntegros de-
bieran ser admitidos en nuestras cámaras legislativas y elegidos
para presidir en nuestros tribunales. La propiedad, la reputación y
aun la vida misma están inseguras libradas al juicio de hombres
intemperantes e inmorales. ¡Cuántas personas inocentes han sido
condenadas a muerte, a cuántas más se las ha privado de todas sus
posesiones terrenales por la injusticia de jurados, abogados, testigos
y aun jueces adictos a la bebida!—
The Signs of the Times, 11 de
febrero de 1886
.
Si todos los magistrados fuesen temperantes
—Si las perso-
nas representativas siguieran el camino del Señor, señalarían a los
hombres una norma elevada y santa. Los que están en posiciones de
confianza serían estrictamente temperantes. Magistrados, senadores
y jueces tendrían un entendimiento claro, y su juicio sería sano y
no pervertido. El temor del Señor estaría siempre delante de ellos, y
estarían respaldados por una sabiduría más alta que la suya propia.
El Maestro celestial haría sabios sus consejos y los fortalecería para
obrar a pie firme en oposición a todo lo torcido, y para hacer avanzar
aquello que es correcto, justo y verdadero. La palabra de Dios sería
su guía y toda opresión sería desechada. Legisladores y administra-
dores se sujetarían a toda ley justa y buena, enseñando siempre el
camino del Señor para hacer justicia y juicio. Dios es quien dirige
todo gobierno y toda ley buenos y justos. Los que tienen la respon-
sabilidad de administrar alguna parte de la ley son responsables ante
Dios como administradores de sus bienes.—
The Review and Herald,
1 de octubre de 1895
.
La razón destronada en la fiesta de Belsasar
—En su orgullo
y arrogancia, con temerario sentimiento de seguridad, “Belsasar hizo
un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil
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bebía vino”. Todos los atractivos ofrecidos por la riqueza y el poder
aumentaban el esplendor de la escena. Entre los huéspedes que asis-
tían al banquete real había hermosas mujeres que desplegaban sus