Página 54 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
encantos. Había hombres de genio y educación. Los príncipes y los
estadistas bebían vino como agua, y bajo su influencia enloquecedo-
ra se entregaban a la orgía. Habiendo quedado la razón destronada
por una embriaguez desvergonzada, y habiendo cobrado ascendiente
los impulsos y las pasiones inferiores, el rey mismo dirigia la ruidosa
orgía.—
La Historia de Profetas y Reyes, 385
.
En el mismo momento cuando la francachela estaba en su apo-
geo, surgió una pálida mano y trazó en la pared de la sala del ban-
quete la condenación del rey y de su reino. “Mene, Mene, Tekel,
Uparsín” fueron las palabras escritas y ésta fue la interpretación
dada por Daniel: “Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto
... Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas”. Y el
relato nos dice: “La misma noche fue muerto Belsasar rey de los
caldeos. Y Darío de Media tomó el reino”.
Poco pensó Belsasar que un Vigilante invisible contemplaba su
orgía idolátrica. Pero no hay nada que se diga o haga que no esté
registrado en los libros del cielo. Los caracteres místicos trazados
por la pálida mano testifican que Dios es testigo de todo lo que
hacemos, y que es deshonrado por las francachelas y orgías. No
podemos ocultar nada de Dios. No podemos escapar de nuestra
responsabilidad ante él. Doquiera estemos y cualquier cosa que
hagamos, somos responsables ante Aquel a quien pertenecemos por
creación y redención.—
Manuscrito 50, 1893
.
Terribles resultados de la disipación de Herodes
—En mu-
chas cosas Herodes había reformado su vida disoluta. Pero el consu-
mo de excesivos alimentos y bebidas estimulantes estaba constante-
mente enervando y amortiguando sus facultades morales y físicas, y
luchando contra los fervientes llamados del Espíritu de Dios, que
había llevado la convicción al corazón de Herodes, despertando su
conciencia para renunciar a sus pecados. Herodías estaba al tanto de
los puntos débiles del carácter de Herodes. Sabía que en circunstan-
cias normales, mientras tenía el pleno dominio de su inteligencia,
no podría lograr la muerte de Juan. ...
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Disimuló de la mejor manera posible su odio aguardando con
expectación el día del cumpleaños de Herodes que ella sabía sería
una ocasión de glotonería y embriaguez. El apetito de Herodes por
la comida abundante y el vino le daría a ella la oportunidad de ha-
cerle bajar la guardia. Lo induciría a complacer su apetito, lo cual