Capítulo 2—Té y café
El régimen alimentario y las bebidas estimulantes de nuestros
días no llevan al mejor estado de salud. El té, el café y el tabaco, son
todos estimulantes y contienen venenos. No sólo no son necesarios,
sino dañinos, y debieran ser descartados si queremos añadir a la
ciencia, templanza.—
The Review and Herald, 21 de febrero de 1888
.
Los estimulantes no son alimento
—El té y el café no nutren
el organismo. Alivian repentinamente, antes que el estómago haya
tenido tiempo de digerirlos. Esto demuestra que aquello que los
consumidores de estos estimulantes llaman fuerza proviene de la
excitación de los nervios del estómago, que transmiten la irritación
al cerebro, y éste a su vez es impelido a aumentar la actividad del
corazón y a infundir una energía de corta duración a todo el orga-
nismo. Todo esto es fuerza falsa, cuyos resultados ulteriores dejan
en peor condición, pues no imparten ni una sola partícula de fuerza
natural.—
Joyas de los Testimonios 1:196
.
La salud no mejora en ningún sentido por el uso de las cosas
que estimulan por un tiempo pero que después causan una reacción
que deja el organismo humano más deprimido que antes. El té y
el café estimulan las energías que flaquean por el momento, pero
cuando ha pasado su influencia inmediata, sobreviene un estado de
depresión. Estas bebidas no tienen en absoluto ningún alimento en
sí mismas. La leche y el azúcar que contienen constituyen todo el
alimento que proporciona una taza de té o café.—
Consejos sobre el
Régimen Alimenticio, 510
.
Por el hecho de que estos estimulantes producen resultados pa-
sajeros tan agradables, muchos piensan que los necesitan realmente
y continúan consumiéndolos. Pero siempre hay una reacción. El
sistema nervioso, habiendo sido estimulado indebidamente, obtuvo
fuerzas de las reservas para su empleo inmediato.—
Joyas de los
Testimonios 1:418
.
[68]
Lo que hace el té
—Penetra en la circulación y reduce gradual-
mente la energía del cuerpo y de la mente. Estimula, excita, aviva
78