Página 83 - La Temperancia (1976)

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Té y café
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y apresura el movimiento de la maquinaria viviente, imponiéndole
una actividad antinatural, y da al que lo bebe la impresión de que le
ha hecho un gran servicio infundiéndole fuerza. Esto es un error.
El té sustrae energía nerviosa y debilita muchísimo. Cuando
desapareció su influencia y cesa la actividad estimulada por su uso,
¿cuál es el resultado? Una languidez y debilidad que corresponden a
la vivacidad artificial que impartiera el té.
Cuando el organismo está ya recargado y necesita reposo, el
consumo de té acicatea la naturaleza, la estimula a cumplir una
acción antinatural y por lo tanto disminuye su poder para hacer su
trabajo y su capacidad de resistencia; y las facultades se agotan antes
de lo que el Cielo quería. El té es venenoso para el organismo. Los
cristianos deben abandonarlo. ... El segundo efecto de beber té es
dolor de cabeza, insomnio, palpitaciones del corazón, indigestión,
temblor nervioso y muchos otros males.—
Joyas de los Testimonios
1:195, 196
.
El café es más dañino todavía
—La influencia del café es hasta
cierto punto la misma que la del té, pero su efecto sobre el organismo
es aún peor. Es excitante, y en la medida en que lo eleve a uno por
encima de lo normal, lo dejará finalmente agotado y postrado por
debajo de lo normal. A los que beben té y café, los denuncia su rostro.
... No se advierte en el rostro el resplandor de la salud.—
Joyas de
los Testimonios 1:195, 196
.
Beber café es una complacencia perjudicial. Por un tiempo excita
la mente, ... pero el efecto posterior es el agotamiento, la postra-
ción, la parálisis de las facultades mentales, morales y físicas. La
mente se enerva, y a menos que el hábito sea vencido mediante el
esfuerzo decidido, la actividad del cerebro queda permanentemente
disminuida.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 34
.
Efecto de todas las bebidas que contienen cafeína
—Parecida
resulta también la acción del café y de muchas otras bebidas po-
pulares. El primer efecto es agradable. Se excitan los nervios del
estómago, y esta excitación se transmite al cerebro, que, a su vez
acelera la actividad del corazón, y da al organismo entero cierta
energía pasajera. No se hace caso del cansancio; la fuerza parece
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haber aumentado. La inteligencia se despierta y la imaginación se
aviva.—
El Ministerio de Curación, 250, 251
.