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Capítulo 27—“No temáis”
Lucas, en su relato del sepelio del Salvador, habla de las mujeres
que estuvieron con él en la crucifixión, y dice: “Al regresar, prepa-
raron especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el sábado,
conforme al mandamiento”.
Lucas 23:56
.
El Salvador fue sepultado el viernes, sexto día de la semana. Las
mujeres prepararon especias y ungüentos con los cuales embalsamar
a su Señor y los guardaron hasta que pasara el sábado. Ni siquiera el
trabajo de embalsamar a Jesús quisieron hacerlo en el día de reposo.
[144]
“Cuando pasó el sábado... muy de mañana, el primer día de la
semana, vinieron al sepulcro, recién salido el sol”.
Marcos 16:1, 2
.
Al acercarse al jardín, se sorprendieron al ver el cielo hermosa-
mente iluminado, y al sentir que la tierra temblaba bajo sus pies. Se
apresuraron para llegar a la tumba y quedaron más asombradas toda-
vía al encontrar que la piedra había sido removida y que la guardia
romana no estaba allí.
María Magdalena fue la primera en llegar al lugar. Cuando vio
que la piedra había sido quitada, se apresuró a contarlo a los discí-
pulos. Mientras tanto llegaron las otras mujeres y notaron que una
luz brillante salía de la tumba. Miraron adentro y vieron que estaba
vacía.
[145]
Mientras se demoraban en el lugar, repentinamente observaron a
un joven con ropas resplandecientes sentado junto al sepulcro. Era
el ángel que había hecho rodar la piedra. Asustadas se volvieron
para huir, pero el ángel les dijo:
“No temáis vosotras, porque yo sé que buscáis a Jesús, que fue
crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved
el lugar donde fue puesto el Señor.
“E id presto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los
muertos y va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis”.
Mateo
28:5-7
.
Cuando las mujeres miraron de nuevo dentro del sepulcro, vieron
otro ángel resplandeciente que les preguntaba:
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