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La Única Esperanza
ovejas. Ninguno de los que lo sigan podrá ser atrapado por el gran
enemigo.
Un pastor podía tener cien ovejas, pero si una faltaba, no se
quedaba con las que se hallaban en el redil, sino que salía a buscar a
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la que se había perdido.
Solía andar en la noche oscura, en la tormenta, sobre montañas
y valles. No descansaba hasta encontrar la oveja perdida.
Entonces la tomaba en sus brazos y la traía de vuelta al redil. No
se quejaba de la larga y dura búsqueda, sino que decía alegremente:
“Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había
perdido”.
Lucas 15:4-7
.
De esta manera vemos que el Salvador y Pastor no cuida sola-
mente a los que se hallan en el redil. El dice: “El Hijo del hombre
ha venido para salvar lo que se había perdido”.
Mateo 18:11
.
“Os dijo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que
se arrepiente, que de noventa y nueve justos que no necesitan de
arrepentimiento”.
Lucas 15:7
.
Todos pecamos y nos hemos apartado del camino de Dios. Por
esto Cristo nos compara con ovejas desorientadas que andan fuera
del redil. El vino para ayudarnos a vivir sin pecado. A esto le llama
traernos de vuelta al aprisco.
Cuando regresamos con el pastor y dejamos de pecar, Cristo dice
a los ángeles en el cielo: “Gozaos conmigo, porque he encontrado
mi oveja que se había perdido”.
Lucas 15:6
.
Entonces el coro celestial entona un canto jubiloso que llena
todo el cielo con la más hermosa melodía.
Cristo nunca nos ha presentado la figura de un pastor entristecido
que regresa sin la oveja. Esto es una garantía de que ni una sola
oveja alejada del redil de Dios es olvidada.
No deja a ninguna sin ayuda. El Salvador recuperará de los
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desiertos del pecado a todo el que esté dispuesto a dejarse rescatar.
¡Anímese aquel que se haya alejado del redil! El buen Pastor
está buscándote. Recuerda que su obra es “salvar lo que se había
perdido”. Esto te incluye a ti.
Sin dudas de la posibilidad de tu salvación, es como si descon-
fiaras del poder salvador de Aquel que te compró a un costo infinito.
Que la fe tome el lugar de la incredulidad. Mira las manos que fueron
perforadas en tu favor, y regocíjate en su poder para salvar.