Página 71 - La

Basic HTML Version

Traición y arresto de Jesús
67
El Señor le dijo: “Amigo, ¿a qué vienes?”
Mateo 26:50
. Y luego,
con voz temblorosa, añadió: “¿Con un beso entregas al Hijo del
hombre?”
Lucas 22:48
.
Estas bondadosas palabras debían haber tocado el corazón de
Judas, pero ya no le quedaba ningún sentimiento de ternura y honor.
Judas se había entregado al dominio de Satanás. Se mostró arrogante
delante del Señor, y no se avergonzó de entregarlo a la turba cruel.
Cristo no rechazó el beso del traidor, con lo que nos dio un ejem-
plo de tolerancia, amor y piedad. Si somos sus discípulos, debemos
tratar a nuestros enemigos como él trató a Judas.
La turba asesina se envalentonó cuando vio a Judas tocar a quien
recientemente había sido glorificado delante de sus ojos. Enseguida
prendieron al Salvador y ataron aquellas manos que siempre habían
sido extendidas para hacer el bien.
Los discípulos no pensaban que Cristo permitiría que lo arres-
taran. No tenían la menor duda de que el mismo poder que había
hecho caer como muertos a aquellos hombres, podía protegerlos a
[101]
ellos hasta escapar junto con Jesús.
Se sintieron desilusionados e indignados al ver que ataban con
cuerdas las manos de Aquel a quien amaban. Pedro, en su enojo,
rápidamente sacó su espada y trató de defender a su Maestro, pero
sólo logró cortar una oreja del siervo del sumo sacerdote.
Cuando Jesús vio lo que Pedro había hecho, se soltó las manos,
aunque los soldados romanos las sostenían con firmeza, y diciendo:
“Basta ya; dejad” (
Lucas 22:51
), tocó la oreja herida y ésta quedó
inmediatamente sana.
Luego le dijo a Pedro: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos
los que tomen espada, a espada perecerán. ¿Acaso piensas que no
puedo ahora orar a mi Padre, y él me daría más de doce legiones
de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de
que es necesario que así se haga?”
Mateo 26:52-54
. “La copa que el
Padre me ha dado, ¿no la he de beber?”
Juan 18:11
.
Después se volvió a los sacerdotes y a los principales del templo,
que estaban con la turba, y les dijo: “¿Como contra un ladrón habéis
salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día estaba con
vosotros enseñando en el Templo y no me prendisteis; pero así es,
para que se cumplan las Escrituras”.
Marcos 14:48, 49
.