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Capítulo 19—La tragedia de Judas
Los gobernantes judíos habían estado ansiosos de llevar a Jesús
ante su poder, pero por temor a provocar las quejas del pueblo no
se atrevieron a hacerlo en forma abierta. De manera que buscaron
a alguien que lo traicionara secretamente, y encontraron en Judas,
uno de los doce discípulos, al hombre dispuesto a cometer esta vil
acción.
Aunque por naturaleza Judas tenía mucho amor al dinero, no
siempre había sido tan malvado y corrupto como para prestarse
a semejante bajeza. Había cultivado tanto el espíritu de avaricia,
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que éste llegó a ser el motivo dominante de su vida. Por eso ahora
podía vender a su Señor por treinta monedas de plata—unos $1.500
dólares—, que era el precio de un esclavo.
Éxodo 21:28-32
. Por eso
también en el Getsemaní pudo traicionar con un beso al Salvador.
Después siguió cada paso de Jesús mientras lo llevaban del
huerto al tribunal de los gobernantes judíos. Pensaba que el Salvador
no se dejaría matar por los judíos, como ellos habían amenazado
hacerlo.
En todo momento esperaba verlo liberado y protegido por el
poder divino como había sucedido en otras ocasiones. Pero al ver
que las horas transcurrían, y ue Jesús silenciosamente se sometía a
todos los ultrajes, lo invadió el terrible temor de que en realidad el
Maestro muriera a causa de su traición.
¡Caifás, perdónalo!
Cuando el juicio concluyó, Judas no pudo resistir la tortura de su
conciencia culpable. De pronto sonó en la sala una voz ronca, que
hizo estremecer de pánico los corazones de todos los presentes:
“¡Es inocente! ¡Perdónalo, Caifás! ¡No ha hecho nada que me-
rezca la muerte!”
La alta figura de Judas se vio entonces abriéndose paso a través
de la turba asustada. Su rostro estaba pálido y desfigurado, y grandes
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