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La Única Esperanza
crimen del cual ellos lo acusaban. Con gritos ruidosos demandaron
[114]
que fuera sentenciado a muerte.
Como Cristo se abstuvo de contestar a sus acusadores, Pilato le
preguntó: “¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.
“Pero Jesús ni aun con eso respondió”.
Marcos 15:4, 5
.
Pilato estaba perplejo. No veía ninguna evidencia de crimen
en Jesús, y no tenía ninguna confianza en los que lo acusaban. La
noble apariencia y la serenidad del Salvador se hallaban en directo
contraste con la agitación y la furia de sus acusadores. Esto produjo
tal impresión en Pilato, que quedó plenamente convencido de su
inocencia.
Con la esperanza de obtener de él la verdad, llevó a Jesús a un
lado y le preguntó: “¿Eres tú el Rey de los judíos?”
Juan 18:33
.
Cristo en vez de darle una respuesta directa, le preguntó: “¿Dices
tú esto por ti mismo o te lo han dicho otros de mí?”
Juan 18:34
.
El Espíritu Santo estaba luchando con Pilato. La pregunta de
Jesús tenía el propósito de inducirlo a examinar atentamente lo más
íntimo de su ser. Al entender el significado de la pregunta, Pilato
abrió su corazón a tal punto que fue conmovido por la convicción.
Pero su orgullo se interpuso y respondió:
“¿Soy yo acaso judío? Tu nación y los principales sacerdotes te
han entregado a mí: ¿Qué has hecho?”
Juan 18:35
.
Pilato desaprovechó su preciosa oportunidad. Jesús quería que el
gobernante entendiera que no había venido para ser un rey terrenal,
y por lo tanto le confirmó:
[115]
“Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo,
mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos;
pero mi reino no es de aquí”.
Juan 18:36
.
Pilato entonces preguntó: “Luego, ¿eres tú rey?”
Juan 18:37
.
Jesús contestó: “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido
y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad.
Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”.
Juan 18:37
.
Pilato deseaba conocer la verdad. Su mente estaba confundida.
Ávidamente escuchó las palabras del Salvador, y su corazón fue
conmovido por un gran anhelo de saber qué era realmente la verdad,
y cómo podía obtenerla. Así que le preguntó a Jesús:
“¿Qué es la verdad?”
Juan 18:38
.