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La Única Esperanza
El cordero de Dios
Desde aquel momento, la sangre de las ofrendas en el templo ya
no tenía valor. El Cordero de Dios, al morir, se había convertido en
el verdadero sacrificio por los pecados del mundo.
Cuando Cristo murió en la cruz del Calvario, abrió un camino
nuevo y vivo, tanto para los judíos como para los gentiles.
Los ángeles se regocijaron cuando el Salvador exclamó: “¡Con-
sumado es!” Comprendieron que el grandioso plan de redención era
una realidad. Mediante una vida de obediencia, los hijos de Adán
podían ser exaltados, finalmente, a la presencia de Dios.
Satanás estaba derrotado, y sabía que había perdido su dominio.
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