Página 108 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
cueva”.
1 Reyes 19:9-13
. Su petulancia se había silenciado; su espí-
ritu había sido suavizado y subyugado. Ahora sabía que una firme
confianza en Dios, le permitiría siempre encontrar ayuda en tiempo
de necesidad.—
The Review and Herald, 23 de octubre de 1913
.
Cuando Elías estaba por abandonar a Eliseo, le dijo: “Pide lo
que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo
Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí”.
2 Reyes 2:9
.—
Obreros Evangélicos, 121
.
“El [Elías] le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando
fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no. Y aconteció que
yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de
fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.
“Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de
Israel y su gente de a caballo!”
2 Reyes 2:10-12
.—
La Educación,
56-57
.
Eliseo
En el segundo libro de los Reyes se registra una misión especial
de los santos ángeles para guardar al siervo elegido del Señor. Eliseo
estaba en Dotán y el rey de Siria envió gente de a caballo, y carros,
y un gran ejército para prender al profeta. “Y se levantó de mañana
y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía
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sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado
le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?”
2 Reyes 6:14-15
.—
Atlantic
Union Gleaner Agosto 20, 20 de agosto de 1902
.
Respondió el profeta: “No tengas miedo, porque más son los que
están con nosotros que los que están con ellos”. Y para que el siervo
reconociese esto por su cuenta, “Oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh
Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los
ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente
de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo”.
2 Reyes 6:16-
17
. Entre el siervo de Dios y las huestes de enemigos armados había
un círculo protector de ángeles celestiales. Habían descendido con
gran poder, no para destruir, ni para exigir homenaje, sino para rodear
y servir a los débiles e inermes siervos del Señor.—
La Historia de
Profetas y Reyes, 192
.