Página 135 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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Los ángeles en el bautismo de Cristo y durante su experiencia en el desierto
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La triple tentación de Cristo en el desierto
Satanás había declarado a sus ángeles asociados, que vencería a
Cristo en el aspecto del apetito. Esperaba vencerlo en su estado de
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debilidad.—
The Signs of the Times, 4 de abril de 1900
.
Satanás vio que debía vencer o ser vencido. Los resultados del
conflicto significaban demasiado para ser confiados a sus ángeles
confederados. Debía dirigir personalmente la guerra.—
El Deseado
de Todas las Gentes, 91
.
Mientras estuvo en el desierto, Cristo ayunaba, pero no sentía
hambre... Dedicaba su tiempo a la oración ferviente, y estaba en
plena comunión con Dios; era como si estuviese en la presencia del
Padre... El pensamiento de la lucha que estaba ante él disipaba todo
lo demás, y su alma se alimentaba del pan de vida... En visión, pudo
ver el quebrantamiento del poder de Satanás sobre los tentados y
caídos. Pudo verse a sí mismo sanando a los enfermos, confortando
a los desesperados, animando a los angustiados y predicando el
evangelio a los pobres, haciendo la obra que Dios había delineado
para él. Y mientras pensaba en su misión, no tenía sensación de
hambre, hasta que se cumplieron cuarenta días de ayuno.
Entonces, cuando la visión se disipó, la naturaleza humana de
Cristo sintió una tremenda necesidad de alimento. Ahora era la
oportunidad de Satanás para asaltarlo. Decidió aparecer como uno
de los ángeles de luz que se había presentado ante Cristo en la
visión.—
Manuscript Releases 21:8-9
.
Un ángel apareció de repente delante de él [Cristo]; aparentemen-
te era uno de los ángeles que había visto poco antes... Las palabras
del cielo “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”,
todavía resonaban en los oídos de Satanás; pero estaba decidido a
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hacer dudar a Cristo de ese testimonio.—
Manuscript Releases 21:9
.
Satanás apareció ante él... como un hermoso ángel del cielo,
informándole que el mensaje de Dios para él era que debía concluir
su ayuno.—
The Review and Herald, 14 de enero de 1909
.
Le dijo al Redentor que no necesitaba ayunar más; que su larga
abstinencia había sido aceptada por el Padre, y que ya era suficiente;
que tenía libertad de realizar un milagro en su propio beneficio.—
The Signs of the Times, 29 de julio de 1889
.