Página 137 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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Los ángeles en el bautismo de Cristo y durante su experiencia en el desierto
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hermosura, luminosidad y fuerza, comparó su propia gloria con el
estado deplorable de Cristo.—
The Spirit of Prophecy 2:91
.
La segunda tentación
“Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el
pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo;
porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus
manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra”.
[179]
Mateo 4:5-6
.—
El Deseado de Todas las Gentes, 100
.
Para mostrar su fuerza, Satanás alzó a Jesús y lo llevó a Jerusalén.
Allí lo colocó sobre un pináculo del templo.—
Spiritual Gifts 1:32
.
[Satanás] nuevamente demandó de Cristo, que si era el Hijo de
Dios, lo evidenciara echándose abajo desde la impresionante altura
en la que lo había colocado. Lo desafió a mostrar su confianza en
el cuidado protector de su Padre, tirándose del templo hacia abajo.
En su primera tentación relacionada con el apetito, Satanás trató de
insinuar dudas acerca del amor y cuidado de Dios por Cristo como
su Hijo, mostrándole su estado y su hambre como evidencias de que
no gozaba del favor de Dios; pero no tuvo éxito. Entonces, trató de
sacar ventaja de la fe y perfecta confianza que Cristo había mostrado
en su Padre, haciéndolo caer en la presunción: “Si eres Hijo de Dios,
échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de
ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie
en piedra”.
Mateo 4:6
.—
The Review and Herald, 18 de agosto de
1874
.
El astuto enemigo le presenta palabras procedentes de la boca
de Dios. Se da todavía por un ángel de luz y evidencia conocer
las Escrituras y comprender su significado. Como Jesús empleó
antes la Palabra de Dios para sostener su fe, el tentador la usa ahora
para apoyar su engaño. Pretende haber estado tan sólo probando
la fidelidad de Jesús, y elogia su firmeza. Como el Salvador había
manifestado confianza en Dios, Satanás le insta a dar otra prueba de
su fe.
[180]
Pero otra vez la tentación va precedida de la insinuación de
desconfianza: “Si eres Hijo de Dios”. Cristo se sintió tentado a
contestar al “si”; pero se abstuvo de la menor aceptación de la duda.