Página 142 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
Satanás y sus ángeles estaban muy ocupados durante el ministe-
rio de Cristo, tratando de producir odio, incredulidad y desprecio.—
Spiritual Gifts 1:36
.
Rechazo en Nazaret
Durante su niñez y juventud, Jesús había adorado entre sus her-
manos en la sinagoga de Nazaret. Desde que iniciara su ministerio,
había estado ausente, pero ellos no ignoraban lo que le había aconte-
cido. Cuando volvió a aparecer entre ellos, su interés y expectativa
se avivaron en sumo grado...
Cuando un rabino estaba presente en la sinagoga, se esperaba
que diese el sermón, y cualquier israelita podía hacer la lectura de
los profetas. En ese sábado, se pidió a Jesús que tomase parte en
el culto. “Se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías”.
[187]
Lucas 4:16-17
...
Jesús estaba delante de la gente como exponente vivo de las
profecías concernientes a él mismo. Explicando las palabras que
había leído, habló del Mesías como del que había de aliviar a los
oprimidos, libertar a los cautivos, sanar a los afligidos, devolver la
vista a los ciegos y revelar al mundo la luz de la verdad... Mientras
sus corazones estaban movidos por el Espíritu Santo, respondieron
con fervientes amenes y alabaron al Señor.—
El Deseado de Todas
las Gentes, 203-204
.
Tras las palabras de Cristo, el Espíritu obró tan poderosamente
en los corazones de los que estaban presentes en la sinagoga, que
respondieron en forma positiva a las palabras que procedían de sus
labios. Se produjo un cambio en esa congregación. Cuando la divi-
nidad de Cristo apareció a través de su humanidad, el dicernimiento
espiritual de los presentes fue reavivado. Un nuevo poder de com-
prensión y aprecio obró en ellos, y la convicción de que Jesús era
el Hijo de Dios fue casi irresistible. Pero allí estaba Satanás para
despertar dudas, orgullo e incredulidad.—
The Signs of the Times,
14 de septiembre de 1882
.
Cuando Jesús anunció: “Hoy se ha cumplido esta Escritura de-
lante de vosotros”, se sintieron inducidos repentinamente a pensar
en sí mismos y en los asertos de quien les dirigía la palabra...