Página 143 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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Los ángeles y los demonios durante el ministerio de Cristo
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¿Quién es este Jesús?, preguntaron. El que se había arrogado la
gloria del Mesías era el hijo de un carpintero, y había trabajado en
su oficio con su padre José... Aunque su vida había sido intachable,
no querían creer que fuese el Prometido...
[188]
Al abrir la puerta a la duda, y por haberse enternecido momentá-
neamente, sus corazones se fueron endureciendo tanto más. Satanás
estaba decidido a que los ojos ciegos no fuesen abiertos ese día,
ni libertadas las almas aherrojadas en la esclavitud. Con intensa
energía, obró para aferrarlas en su incredulidad...
Las palabras de Jesús a sus oyentes en la sinagoga llegaron a
la raíz de su justicia propia, haciéndoles sentir la amarga verdad de
que se habían apartado de Dios y habían perdido su derecho a ser
su pueblo... Ahora despreciaban la fe que al principio les inspirara.
No querían admitir que Aquel que había surgido de la pobreza y la
humildad fuese otra cosa que un hombre común...—
El Deseado de
Todas las Gentes, 204-206
.
Angeles de luz estaban en aquella asamblea, mirando con intenso
interés la hora de la decisión. También estaban allí los ángeles de
Satanás para sugerir dudas y despertar el prejuicio...
La incredulidad produce malicia. Que un hombre de baja estirpe
y nacido en la pobreza se atreviera a reprobarlos, llenó los corazones
de los nazarenos de odio y locura. Se produjo una gran confusión;
la gente tomó a Jesús y lo echó de la sinagoga y de su ciudad.—
The
Signs of the Times, 16 de junio de 1887
.
Todos parecían estar decididos a destruirlo. Lo llevaron hasta el
borde de un precipicio con el fin de despeñarlo. Las maldiciones y
los gritos llenaban el aire, y algunos le arrojaban polvo y piedras.
Repentinamente, sin saber ellos cuándo y cómo, desapareció de su
vista. Angeles de Dios lo tomaron de en medio de la enfurecida
[189]
multitud y preservaron su vida. Estos mensajeros celestiales habían
estado presentes en la sinagoga mientras les hablaba, y lo acom-
pañaron mientras era empujado y maltratado por los incrédulos y
furiosos judíos. Los ángeles cegaron los ojos de la multitud enloque-
cida y llevaron a Jesús a un lugar seguro.—
The Spirit of Prophecy
2:114-115
.