Página 152 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
Tres veces el ruego por liberación había brotado de sus labios.
El cielo, no pudiendo soportar más la escena, había enviado un
mensajero de consolación al postrado Hijo de Dios que desmayaba
y moría por causa de la culpa acumulada del mundo.—
The Present
[200]
Truth, 18 de febrero de 1886
.
En la suprema crisis, cuando el corazón y el alma se quebraban
bajo el peso del pecado, Gabriel fue enviado a fortalecer al divino
Sufriente, y animarlo a avanzar por el sendero manchado de sangre.—
The Signs of the Times, 9 de diciembre de 1897
.
En esta terrible crisis, cuando todo estaba en juego, cuando la
copa misteriosa temblaba en la mano del Doliente, los cielos se
abrieron, una luz resplandeció de en medio de la tempestuosa oscu-
ridad de esa hora crítica, y el poderoso ángel que está en la presencia
de Dios ocupando el lugar del cual cayó Satanás, vino al lado de
Cristo. No vino para quitar de su mano la copa, sino para fortalecerle
a fin de que pudiese beberla, asegurado del amor de su Padre...
Los discípulos dormidos habían sido despertados repentinamente
por la luz que rodeaba al Salvador. Vieron al ángel que se inclinaba
sobre su Maestro postrado. Le vieron alzar la cabeza del Salvador
contra su pecho y señalarle el cielo. Oyeron su voz, como la música
más dulce, que pronunciaba palabras de consuelo y esperanza... Nue-
vamente los discípulos cedieron, en su cansancio, al extraño estupor
que los dominaba. Nuevamente Jesús los encontró durmiendo.
Mirándolos tristemente, dijo: “Dormid ya, y descansad. He aquí
ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de
pecadores”.
Aun mientras decía estas palabras, oía los pasos de la turba que
le buscaba, y añadió: “Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me
entrega”.
Mateo 26:36-46
.
[201]
No se veían en Jesús las huellas de su reciente agonía cuando
se dirigió al encuentro del traidor. Adelantándose a sus discípulos,
dijo: “¿A quién buscáis?” Contestaron: “A Jesús nazareno”. Jesús
respondió: “Yo soy”.
Juan 18:4-5
.—
El Deseado de Todas las Gentes,
643-644
.
Cristo se podría haber librado. Cuando pronunció las palabras
“Yo soy”, inmediatamente le rodearon los ángeles, y esa multitud
tuvo plena evidencia de que Cristo contaba con el poder de Dios.—
Cada Día con Dios, 267
.