Página 162 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
más que el sol. Los guardias romanos vieron a los ángeles y cayeron
como muertos sobre la tierra...
Con solemne admiración la hueste angélica presenció la escena.
Y cuando Jesús, caminando majestuosamente, salió del sepulcro, los
resplandecientes ángeles se postraron y le adoraron, y le glorificaron
con cantos de victoria y triunfo.—
Spiritual Gifts 1:66-67
.
Los soldados... escucharon a los habitantes celestiales cantar,
triunfantes y llenos de júbilo: “¡Has vencido a Satanás y a los poderes
de las tinieblas! ¡Sorbida es la muerte en victoria!” “Entonces oí
una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación,
el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo;
porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el
que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.
Apocalipsis
12:10
.—
The Spirit of Prophecy 3:194
.
Cuando la hueste angélica regresó a los cielos y su gloria y
luz se esfumaron, [los guardias romanos] se levantaron con cui-
dado y miraron con desconfianza a su alrededor. Se llenaron de
asombro cuando vieron la piedra removida del sepulcro, y a Jesús
resucitado.—
Spiritual Gifts 1:68
.
Satanás no había triunfado. Sus ángeles habían huido frente al
penetrante brillo de las huestes celestiales. Se quejaron amargamente
ante su rey que su presa les había sido arrebatada con violencia, y
que aquel a quien tanto odiaban se había levantado de los muertos.—
Spiritual Gifts 1:67
.
[215]
Inmediatamente después de la resurrección de Cristo
Por un momento Satanás pareció mostrar preocupación y desáni-
mo. Llamó a un concilio con sus ángeles para considerar los siguien-
tes pasos que debían dar en su lucha contra el gobierno de Dios.
Dijo Satanás: Debemos apresurarnos a volver a los sacerdotes y
príncipes. Tuvimos éxito en engañarlos, cegar sus ojos y endurecer
sus corazones contra Jesús. Les hicimos creer que era un impostor.
Los llevamos a odiar a Jesús y a matarlo. Ahora, cuando los guar-
dias romanos lleven la odiosa noticia de que Cristo ha resucitado,
debemos sugerirles claramente que si la noticia de su resurrección
es conocida, ellos, por haber sido sus asesinos, serán apedreados por