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La Verdad acerca de los Angeles
hurtado su cuerpo. Cuando los guardias preguntaron qué acontecería
con ellos por decir que se habían dormido en el puesto del deber,
los príncipes y sacerdotes les dijeron que persuadirían al gobernador
para que los salvase.—
Spiritual Gifts 1:68
.
[217]
Las mujeres vienen al sepulcro
Las mujeres que habían estado al lado de la cruz de Cristo
esperaron velando que transcurriesen las horas del sábado. El primer
día de la semana, muy temprano, se dirigieron a la tumba llevando
consigo especias preciosas para ungir el cuerpo del Salvador...
Ignorando lo que estaba sucediendo, se acercaron al huerto di-
ciendo mientras andaban: “¿Quién nos removerá la piedra de la
entrada del sepulcro?”
Marcos 16:3
. Sabían que no podrían mover la
piedra, pero seguían adelante. Y he aquí, los cielos resplandecieron
de repente con una gloria que no provenía del sol naciente. La tierra
tembló. Vieron que la gran piedra había sido apartada. El sepulcro
estaba vacío.
Las mujeres no habían venido todas a la tumba desde la misma
dirección. María Magdalena fue la primera en llegar al lugar; y al
ver que la piedra había sido sacada, se fue presurosa para contarlo a
los discípulos. Mientras tanto, llegaron las otras mujeres. Una luz
resplandecía en derredor de la tumba, pero el cuerpo de Jesús no
estaba allí. Mientras se demoraban en el lugar, vieron de repente
que no estaban solas. Un joven vestido de ropas resplandecientes
estaba sentado al lado de la tumba. Era el ángel que había apartado
la piedra. Había tomado el disfraz de la humanidad, a fin de no
alarmar a estas personas que amaban a Jesús. Sin embargo, brillaba
todavía en derredor de él la gloria celestial.—
El Deseado de Todas
las Gentes, 732
.
Las mujeres se aterrorizaron e inmediatamente se postraron hasta
que sus rostros tocaron el suelo; la presencia del mensajero celestial
era más de lo que podían soportar. El ángel tuvo que esconder
aun más su gloria para poder conversar con ellas.—
The Youth’s
[218]
Instructor, 21 de julio de 1898
.
“No temáis vosotras—les dijo—; porque yo sé que buscáis a
Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como
dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y