Página 178 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
Pedro, despertando repentinamente, se asombró por el resplandor
que inundaba su celda y por la hermosura celestial del mensajero
divino. No comprendía la escena, pero sabía que estaba libre, y en
su aturdimiento y gozo habría salido de la cárcel sin protegerse
contra el frío aire nocturno. El ángel de Dios, notando todas las
circunstancias y preocupándose solícito por la necesidad del apóstol
dijo: “Cíñete, y átate las sandalias”.
Pedro obedeció mecánicamente; pero estaba tan extasiado con la
revelación de la gloria del cielo, que no se acordó de tomar su manto.
Entonces el ángel le ordenó: “Envuélvete en tu manto, y sígueme. Y
saliendo, le seguía; pero no sabía en verdad lo que hacía el ángel,
sino que pensaba que veía una visión. Habiendo pasado la primera
y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la
ciudad, la cual se les abrió por sí misma.
Hechos 12:6-10
.—
Joyas
de los Testimonios 2:345-346
.
Ni una palabra es pronunciada; ni se oyen pisadas. El ángel se
desliza adelante, rodeado de un deslumbrante esplendor, y Pedro,
aturdido, y creyendo aun que está soñando, sigue a su libertador.
Así pasan por una calle, y luego, cumplida la misión del ángel, éste
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desaparece súbitamente.
La luz celestial se desvanece, y Pedro se encuentra en profundas
tinieblas; pero a medida que sus ojos se acostumbran a ellas, éstas
parecen disminuir gradualmente, y descubre que se halla solo en la
calle silenciosa, recibiendo el fresco soplo del aire nocturno en la
frente. Se da cuenta de que está libre, en una parte conocida de la
ciudad; reconoce el lugar que a menudo ha frecuentado, y por el que
esperaba pasar por última vez a la mañana siguiente...
El apóstol se dirigió en seguida a la casa donde estaban reunidos
sus hermanos, y donde en ese mismo momento estaban orando fer-
vientemente por él. “Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió
a escuchar una muchacha llamada Rode, la cual, cuando reconoció la
voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro,
dio la nueva de que Pedro estaba en la puerta. Y ellos le dijeron:
Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían:
¡Es su ángel!”
Hechos 12:13-15
.—
Los Hechos de los Apóstoles,
119-120
.
El mismo ángel que dejó las cortes celestiales para rescatar a
Pedro del poder de sus perseguidores, había sido el mensajero de