Página 184 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
Angeles de Dios fueron enviados a hacer su obra de destrucción
[del templo], de tal manera que no quedara piedra sobre piedra que
no fuera destruida.—
Manuscript Releases 21:66
.
Juan el revelador
El Salvador habla de Gabriel en el Apocalipsis diciendo que
“la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”.
Apocalipsis 1:1
. Y a Juan, el ángel declaró: “Yo soy consiervo tuyo,
de tus hermanos los profetas”.
[246]
Apocalipsis 22:9
. ¡Admirable pensamiento, que el ángel que sigue
en honor al Hijo de Dios es el escogido para revelar los propósitos de
Dios a los hombres pecaminosos!—
El Deseado de Todas las Gentes,
73-74
.
Dios tenía una obra especial para que él [Juan] cumpliera. Sata-
nás estaba determinado a estorbar su trabajo, y dirigió a sus agentes
para intentar destruir a Juan. Pero Dios envió su ángel y lo preservó
maravillosamente. Aquellos que presenciaron el gran poder de Dios
manifestado en la liberación de Juan quedaron asombrados. Muchos
se convencieron de que Dios estaba con él, y que su testimonio refe-
rente a Jesús era cierto. Aquellos que intentaban destruirlo tuvieron
temor de atentar nuevamente contra su vida, y a él le fue permitido
seguir sufriendo por causa de Cristo.
Fue acusado falsamente por sus enemigos y pronto desterrado a
una isla desierta. Pero Dios envió a su ángel para revelarle las cosas
que sucederían en la tierra, así como la condición de la iglesia hasta
los días finales. Le reveló qué ocurriría con la iglesia si apostataba,
y cómo triunfaría finalmente si agradaba a Dios.
El ángel del cielo vino a Juan en majestad, con la gloria del
cielo reflejada en su rostro. Le reveló a Juan escenas de profundo
y maravilloso interés concerniente a la iglesia de Dios. Trajo ante
él los peligrosos conflictos que había de afrontar. La vio pasar por
terribles pruebas hasta que, purificada y emblanquecida, aparecía
victoriosa; gloriosamente salvada en el reino de Dios. El rostro del
ángel se tornaba más glorioso y radiante de gozo al mostrar a Juan
el triunfo final de la iglesia de Dios.
Juan quedó arrobado al presenciar la liberación final de la iglesia.
[247]
Mientras participaba de la gloria de esta escena, y con profundo