Página 214 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

Basic HTML Version

Capítulo 21—Los ángeles en el más allá
Cuando lleguemos al cielo
Vi después un gran número de ángeles que traían de la ciudad
brillantes coronas, una para cada santo, cuyo nombre estaba inscrito
en ella. A medida que Jesús pedía las coronas, los ángeles se las
presentaban y con su propia diestra el amable Jesús las ponía en la
cabeza de los santos. Asimismo los ángeles trajeron arpas y Jesús
las presentó a los santos. Los caudillos de los ángeles preludiaban
la nota del cántico que era luego entonado por todas las voces en
agradecida y dichosa alabanza. Todas las manos pulsaban hábilmen-
te las cuerdas del arpa y dejaban oír melodiosa música en fuertes y
perfectos acordes. Después vi que Jesús conducía a los redimidos a
la puerta de la ciudad; y al llegar a ella la hizo girar sobre sus goznes
relumbrantes y mandó que entraran todas las gentes que hubiesen
guardado la verdad.—
Primeros Escritos, 288
.
De los labios del Rey de gloria se escuchará la bendición, que
resonará como la más dulce música a sus oídos: “Venid, benditos
[288]
de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la
fundación del mundo”.
Mateo 25:34
. Entonces los redimidos serán
bienvenidos a las mansiones que Jesús está preparando para ellos.
Allí no serán acompañados por los viles de la tierra, sino por aquellos
que, mediante la ayuda divina, han formado caracteres perfectos.
Cada tendencia pecaminosa, cada imperfección, ha sido removida
por la sangre de Cristo. Y la excelencia y brillo de su gloria, que
excede a la del sol al mediodía, les es impartida. La belleza moral
y la perfección del carácter de Cristo brilla a través de ellos con un
esplendor mayor que la gloria externa. Están sin falta delante del
gran trono blanco, compartiendo la dignidad y los privilegios de los
ángeles.—
The Southern Work, 31 de marzo de 1908
.
Los redimidos reconocerán y se encontrarán con aquellos que
por su intermedio fueron conducidos al Salvador. ¡Qué conversación
más bendecida tendrán con estas almas! “Yo era un pecador—dirá
210