Página 68 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
Otra vez se le dio la solemne orden de apresurarse, pues la
tempestad de fuego tardaría muy poco en llegar. Pero una de las
personas fugitivas [la mujer de Lot] se atrevió a mirar hacia atrás,
hacia la ciudad condenada, y se convirtió en un monumento del
juicio de Dios.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 156-158
.
Abrahán probado
Cuando Abrahán tenía casi cien años, se le repitió la promesa de
un hijo, y se le aseguró que el futuro heredero sería hijo de Sara... El
nacimiento de Isaac, al traer, después de una espera de toda la vida,
el cumplimiento de las más caras esperanzas de Abrahán y Sara,
llenó de felicidad su campamento...
Sara vio en la inclinación turbulenta de Ismael una fuente perpe-
tua de discordia, y le pidió a Abrahán que alejara del campamento
a Ismael y a Agar. El patriarca se llenó de angustia. ¿Cómo podría
desterrar a Ismael, su hijo, a quien todavía amaba entrañablemente?
En su perplejidad, Abrahán pidió la dirección divina. Mediante un
santo ángel, el Señor le ordenó que accediera a la petición de Sara...
Y el ángel le dio la promesa consoladora de que aunque estuviese
separado del hogar de su padre, Ismael no sería abandonado por
Dios; su vida sería conservada, y llegaría a ser padre de una gran
nación. Abrahán obedeció la palabra del ángel, aunque no sin sufrir
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gran pena.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 142-143
.
Dios había llamado a Abrahán para que fuese el padre de los
fieles, y su vida había de servir como ejemplo de fe para las ge-
neraciones futuras. Pero su fe no había sido perfecta... Para que
pudiera alcanzar la norma más alta, Dios le sometió a otra prueba, la
mayor que se haya impuesto jamás a hombre alguno. En una visión
nocturna se le ordenó ir a la tierra de Moria para ofrecer allí a su
hijo en holocausto en un monte que se le indicaría...
La orden fue expresada con palabras que debieron torturar an-
gustiosamente el corazón de aquel padre: “Toma ahora tu hijo, tu
único, Isaac, a quien amas,... y ofrécelo allí en holocausto”.
Génesis
22:2
. Isaac era la luz de su casa, el solaz de su vejez, y sobre todo
era el heredero de la bendición prometida...
Satanás estaba listo para sugerirle que se engañaba, pues la ley
divina mandaba: “No matarás”, y Dios no habría de exigir lo que