Página 70 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
Los seres celestiales fueron testigos de la escena en que se proba-
ron la fe de Abrahán y la sumisión de Isaac... Todo el cielo presenció,
absorto y maravillado, la intachable obediencia de Abrahán. Todo
el cielo aplaudió su fidelidad. Se demostró que las acusaciones de
Satanás eran falsas...
Había sido difícil aun para los ángeles comprender el misterio
de la redención, entender que el Soberano del cielo, el Hijo de Dios,
debía morir por el hombre culpable. Cuando a Abrahán se le mandó
ofrecer a su hijo en sacrificio, se despertó el interés de todos los
seres celestiales. Con intenso fervor, observaron cada paso dado
en cumplimiento de ese mandato. Cuando a la pregunta de Isaac:
“¿Dónde está el cordero para el holocausto?” Abrahán contestó:
“Dios se proveerá de cordero”; y cuando fue detenida la mano del
padre en el momento mismo en que estaba por sacrificar a su hijo y
el carnero que Dios había provisto fue ofrecido en lugar de Isaac,
entonces se derramó luz sobre el misterio de la redención, y aun los
ángeles comprendieron más claramente las medidas admirables que
había tomado Dios para salvar al hombre.—
Historia de los Patriarcas
y Profetas, 147-151
.
El casamiento de Isaac
Para Abrahán, elegir esposa para su hijo era asunto de suma
importancia y anhelaba que se casara con quien no le apartase de
Dios...
Isaac, confiando en la sabiduría y el cariño de su padre, se con-
formaba con dejarle a él la solución del asunto creyendo que Dios
le guiaría en la elección. Los pensamientos del patriarca se dirigie-
ron hacia los parientes de su padre que estaban en Mesopotamia...
Abrahán confió este importante asunto a su servidor más anciano
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de su casa, hombre piadoso y experimentado, de sano juicio, que le
había dado fiel y largo servicio... “Jehová, Dios de los cielos—le
dijo—que me tomó de la casa de mi padre... enviará su ángel delante
de ti”.
Génesis 24:7
.
El mensajero se puso en camino sin demora... Al llegar a Harán,
“la ciudad de Nacor”, se detuvo fuera de las murallas, cerca del pozo
donde al atardecer iban las mujeres de la ciudad a sacar agua... Acor-
dándose de las palabras de Abrahán referentes a que Dios enviaría