Página 96 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
El ángel respondió: “Aunque me detengas, no comeré de tu pan;
mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová”. Convencido
ahora de que su visitante era un profeta, Manoa le preguntó: “¿Cuál
es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?”
La respuesta fue: “¿Por qué preguntas por mi nombre, que es
admirable?” Percibiendo la naturaleza divina de su huésped, Manoa,
“tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a
Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y su mujer”.
El fuego subió de la roca y consumió el sacrificio; y mientras las
llamas ascendían, “el ángel de Jehová subió en la llama del altar
ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en
tierra”. Ya no quedaban interrogantes en cuanto a la naturaleza de su
visitante. Sabían que habían visto al Santo de Israel, quien, velando
su gloria en la columna de nube, había guiado y ayudado a Israel en
el desierto.
La sorpresa, el temor reverente, y aun el terror llenaron el corazón
de Manoa, y sólo pudo exclamar: “Ciertamente moriremos, porque
a Dios hemos visto”.
Jueces 13:16-22
. Pero en aquella hora, su
compañera poseyó más fe que él. Le recordó que si el Señor había
aceptado su sacrificio, y les había prometido un hijo que libertaría a
Israel, eso era una evidencia de su gracia y no de su ira.—
The Signs
of the Times, 15 de septiembre de 1881
.
La promesa divina a Manoa se cumplió a su debido tiempo con
el nacimiento de un hijo a quien llamaron Sansón. Por orden del
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ángel, la cabeza del niño no debía ser rapada, porque había sido
consagrado a Dios desde su nacimiento para ser nazareo.—
The
Signs of the Times, 6 de octubre de 1881
.
Samuel y Elí
Samuel era un niño rodeado de las influencias más corruptoras.
Veía y oía cosas que afligían su alma. Los hijos de Elí, que minis-
traban en cargos sagrados, estaban dominados por Satanás. Esos
hombres contaminaban la misma atmósfera circundante. Muchos
hombres y mujeres se dejaban fascinar diariamente por el pecado y
el mal; pero Samuel quedaba sin tacha. Las vestiduras de su carácter
eran inmaculadas. No tenía la menor participación ni deleite en
los pecados que llenaban todo Israel de terribles informes. Samuel