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El discernimiento en el reproche
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¿Los hará idóneos para la sociedad del cielo? Sería bueno que nos
examináramos, para ver qué clase de espíritu estamos acarician-
do. Aprendamos a hablar suavemente, tranquilamente, aun bajo las
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peores circunstancias. Controlemos, no sólo nuestras palabras, sino
también nuestros pensamientos e imaginaciones. Seamos bondado-
sos, corteses con nuestras palabras y nuestra conducta. Hay mucho
descuido en este aspecto.—
The Review and Herald, 29 de abril de
1884
.
Cristianos amargados
—Las buenas cualidades que muchos
poseen están ocultas, y en lugar de atraer las almas a Cristo, las
repelen. Si estas personas pudieran ver la influencia de sus modales
descorteses y expresiones descomedidas manifestadas ante los incré-
dulos, y pudieran comprender cuán ofensiva es esta conducta ante la
vista de Dios, reformarían sus hábitos, porque la falta de cortesía, es
una de las piedras de tropiezo más grandes para los pecadores. Los
cristianos egoístas, quejosos y amargados entorpecen el camino para
que los pecadores no se interesen en acercarse a Cristo.—
Nuestra
Elavada Vocacion, 231
.
Efecto de las palabras fuertes
—Las palabras duras hieren al
corazón mediante el oído, despiertan las peores pasiones del alma, y
tientan a hombres y mujeres a violar los mandamientos de Dios.—
El
hogar adventista, 399 (1894)
.
Cómo corregir a los hijos
—Las palabras ásperas y enojadas,
no son de origen celestial. Renegar y regañar nunca ayudan. Por el
contrario, despiertan los peores sentimientos en el corazón humano.
Cuando vuestros niños proceden mal y están llenos de rebeldía, y
os sentís tentados a hablar y actuar ásperamente, esperad antes de
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corregirlos. Dadles una oportunidad de pensar y serenad vuestro
ánimo.—
Conducción del Niño, 230
.
Angulos agudos y puntos ásperos
—Los ángulos agudos, y ru-
dos y los rasgos ásperos de nuestro carácter, las manifestaciones de
egoísmo por medio de palabras y actos no amables, desgarran el
delicado tejido del amor y la felicidad humanos.—
The Review and
Herald, 18 de julio de 1893
.
Siervos del maligno
—El que bebe en el espíritu de Cristo, lo
manifestará en sus palabras bondadosas, y lo expresará con su con-
ducta cortés... Pero aquellos que profesan la verdad, y que al mismo
tiempo son ásperos, huraños y faltos de bondad en sus palabras y