Página 126 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
tarán su utilidad en la causa de Dios.—
Consejos para los Maestros
Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 234
.
Una cadencia suave y musical
—Los que leen la Biblia en la
congregación o en la familia, debieran poder leer con una cadencia
suave y musical, que cautive a los oyentes.—
Testimonies for the
Church 6:380
.
Un gran poder
—Los que trabajan con la palabra y la doctrina,
deben luchar por perfeccionarse en el uso del lenguaje. La voz tiene
un gran poder, no obstante, muchos no la han adiestrado, de manera
que puedan usarla a su más alta capacidad.—
The Review and Herald,
5 de marzo de 1895
.
Una comprensión clara para todos
—Aquel que nos ha conce-
dido los dones, que nos capacitan para ser obreros junto con Dios,
espera que sus siervos cultiven su voz, para que puedan hablar y
cantar, de modo tal, que todos los puedan entender.—
Testimonies
for the Church 9:144
.
[195]
La pronunciación imperfecta es una deshonra para Dios
Demos toda la importancia que tiene al talento del habla. Dios
requiere un ministerio superior y más perfecto. El queda deshon-
rado por la pronunciación imperfecta de aquel que, si hiciera un
esfuerzo esmerado, podría convertirse en un portavoz aceptable para
él. Demasiado a menudo la verdad queda estropeada, por el canal
mediante el cual pasa.
El Señor llama a los que trabajan en su servicio a que presten
atención al cultivo de la voz, para que puedan pronunciar de manera
aceptable las grandes y solemnes verdades, que él les ha confiado. La
comunicación de la verdad, no se debe perjudicar por una pronuncia-
ción defectuosa. No se imaginen los que hayan descuidado el cultivo
del talento del habla, que están calificados para el ministerio, porque
ellos no han obtenido todavía el poder de comunicar.—
Testimonies
for the Church 6:382, 383
.
Los ministros con voces defectuosas
—Los ministros del evan-
gelio debieran saber hablar con poder y expresión, haciendo que las
palabras de vida eterna sean tan expresivas e impresionantes, que los
oyentes no puedan sino sentir su importancia. Me duele escuchar las
voces defectuosas de tantos de nuestros pastores. Dichos pastores
están robando a Dios la gloria que él podría recibir, si se adiestraran
para hablar la palabra con poder.