Página 143 - La Voz

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El uso adecuado de la voz
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nuestros dirigentes, necesitan ejercitar un buen sentido común en el
cuidado de su salud, exigiendo una igual demanda del cuerpo y del
cerebro.—
Medical Ministry, 264, 265
.
El uso correcto de los órganos vocales
—Hay que prestar cui-
dadosa atención a los órganos, vocales y hay que entrenarlos debida-
mente. Estos se fortalecen mediante el uso debido, pero se debilitan
si se los emplea en forma indebida. Su uso excesivo, tal como ocurre
cuando se predican sermones largos, si esto se repite con frecuencia,
no sólo dañará los órganos vocales sino que también someterá a todo
el sistema nervioso a una tensión indebida. La delicada arpa de mil
cuerdas se agota, se vuelve irreparable, y produce discordancia en
lugar de melodía.
Es importante que cada orador adiestre de tal manera los órga-
nos vocales, que consiga mantenerlos sanos, a fin de comunicar las
palabras de vida a la gente. Todos debieran aprender cuál es la forma
más eficaz de utilizar la habilidad dada por Dios, y debieran practicar
lo que aprendan. No es necesario hablar en voz alta con tono subido,
porque esto provoca un gran daño al orador. El hablar rápidamente
destruye gran parte del efecto de un discurso, porque las palabras no
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pueden hacerse tan claras y distintas, como cuando se las pronuncia
con más lentitud, dando tiempo al oyente para captar el significado
de cada palabra.—
El Evangelismo, 484
.
La preservación de la vida
—Cuando el orador habla en forma
correcta, haciendo inspiraciones profundas y completas, y emitiendo
la voz en tonos claros y distintos, todo el ser se beneficia. El ejercicio
de mis pulmones haciendo profundas inspiraciones, cuando he tenido
que hablar en público, me ha preservado la vida.
Siempre debemos ejercer cuidado para no forzar los órganos
vocales. Debemos hablar lo más suave posible. Cuando le toque
hablar en público, permita que los músculos abdominales realicen
la parte más difícil del trabajo. La luz que me ha sido dada para
usted, es que usted tiene que hacer muchas presentaciones públicas
y debe estar seguro, cuando hable, de ejercitar los músculos del
abdomen. Usted ha ejercitado demasiado su cerebro. Tome nota de
las cosas que le escribo, y verá que mis palabras son ciertas. Cuando
participe en la obra que el Señor le ha señalado, el Espíritu de Dios
impresionará las mentes mediante las palabras que hable. La palabra