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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
verdad deben sembrarse tan profundamente que lleguen a afirmarse
y llevar fruto, para la gloria de Dios...
[257]
Cuando se presente la verdad, es necesario hacer aplicaciones y
llamados que presionen a la gente a tomar una decisión, una decisión
importante. ¿Quién está allí cuando se presenta esta verdad? Alguien
además de usted. El demonio y sus ángeles están allí para atrapar
las semillas de la verdad. ¿Es esto todo? Los ángeles de Dios y
Jesucristo están en el terreno. ¿Y qué sucede entonces? Cuando
usted trate de impresionar la verdad en el corazón, vendrá a ser un
colaborador con Jesucristo.—
Manuscrito 11, 1891
.
No debemos sermonear, sino instruir
—La gente sufre por fal-
ta del conocimiento de la verdad. No entienden lo que deben saber
para ser salvos. A menos que el evangelio se les predique en for-
ma clara, sencilla, una y otra vez, línea sobre línea, precepto tras
precepto, Satanás echará sus sombras entre el pecador y Dios. Dios
será representado como un juez inflexible e implacable. Cristo no
sermoneaba. El daba instrucciones como un divino Maestro. Ense-
ñaba con sencillez, y por lo tanto, sus embajadores deben presentar
la verdad en forma sencilla y fácil de entender, relacionando todo
con la salvación del alma. El mensaje debiera darse al mundo de
manera que el camino del arrepentimiento y la fe quede claro me-
diante Aquel que tenía poder para deponer su vida y para volverla
a tomar. “El que cree en mí”, declaró Cristo, “aunque esté muerto,
vivirá”.—
Manuscrito 147, 1897
.
El estudio de la Biblia al estilo conversacional en los congre-
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sos campestre
Pastor White:
“Madre, te he escuchado decir que
debiéramos enseñar más y predicar menos; menos predicación y
más enseñanza. Hablando del asunto de reunir a la gente y tener
lecturas bíblicas”.
Ellen G. White:
“Así era en los días de Cristo. El hablaba a la
gente, y ésta hacía preguntas acerca del significado de sus palabras.
El era un maestro del pueblo”.
Pastor White:
“Recuerdo que una vez dijiste en forma muy clara
que, ‘mientras nos acercamos al fin he visto en nuestros congresos
campestres menos predicación y más estudio de la Biblia; pequeños
grupos esparcidos por el terreno con la Biblia en las manos, y dife-
rentes personas dirigiendo un estudio de las Escrituras, usando un
estilo conversacional’”.