Página 174 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
descender a encontrarse con corazones doloridos, que necesitan ser
consolados.
También se han han extendido tanto en materia de argumen-
tación, que han descuidado los temas prácticos que el rebaño de
Dios necesita. Tienen poco conocimiento de los sermones de Cristo,
que entran en la vida diaria del cristiano, y han fomentado poca
disposición a estudiarlos. Se han elevado por sobre la sencillez de
la obra. Cuando se consideraron pequeños ante sus propios ojos,
Dios los ayudó; ángeles de Dios los ayudaron, e hicieron que sus
esfuerzos tuvieran mucho éxito en convencer a hombres y mujeres
de la verdad. Pero cuando adiestraron sus mentes para la discusión,
con frecuencia se convirtieron en toscos y descorteses. Perdieron
el interés y la tierna simpatía, que siempre debieran acompañar los
esfuerzos de un pastor de Cristo.
Los ministros que debaten, están por lo general descalificados
para ayudar al rebaño en lo que más necesitan ayuda. Habiendo
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descuidado la religión práctica en sus propias almas y vidas, no
pueden enseñarla al rebaño. A menos que haya excitación, no saben
cómo trabajar; parecen despojados de su fortaleza. Si tratan de
hablar, parecen no saber cómo presentar un tema apropiado para la
ocasión. Cuando deben presentar un tema que alimente al rebaño de
Dios, y que alcance y enternezca los corazones, regresan a algunos
de los antiguos asuntos estereotipados, y siguen con los argumentos
planeados, que son secos y carentes de interés. Es así que en lugar
de llevar luz y vida al rebaño, les llevan tinieblas, tanto a ellos como
a sus propias almas.—
Testimonies for the Church 3:215, 216
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