Página 178 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
hacer que cada punto sea tan claro como un hito.—
El Evangelismo,
322
.
Trigo puro debidamente aventado
—Predique la verdad con
sencillez, pero que sus discursos sean cortos. Espáciese definida-
mente en unos pocos puntos importantes... Limítese definidamente a
unos pocos puntos. Dé a la gente trigo puro, debidamente aventado
de todo el tamo. No permita que sus discursos abarquen tanto, que
se vea debilidad donde debieran verse argumentos sólidos. Presente
la verdad tal cual es en Jesús, para que los oyentes reciban la mejor
impresión.—
Testimonios para los Ministros, 310
.
Efecto de las palabras áridas
—Muchos cometen en su predi-
cación el error de no detenerse, cuando el interés está en su punto
más alto. Siguen adelante en su perorata, hasta que el interés que
se ha despertado en la mente de los oyentes muere, y la gente esté
realmente cansada de palabras que no tienen peso, ni interés espe-
cial. Deténgase antes de llegar a ese punto. Deténgase cuando ya
no tenga nada de especial importancia que decir. No siga adelante
con palabras áridas, que sólo levanten el prejuicio y no suavicen el
corazón. Usted desea estar tan unido a Cristo, que se dirija al alma
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con palabras enternecedoras y consumidoras. Las palabras pura-
mente prosaicas o tediosas son insuficientes para este tiempo. Los
argumentos son buenos, pero puede haber exceso de argumentación
y demasiado poco del espíritu y la vida de Dios.—
Testimonies for
the Church 3:419
.
Mientras más preparación, más cortos los discursos
—Los
discursos dados sobre la verdad presente están llenos de material
importante, y si estos discursos se consideran cuidadosamente antes
de ser presentados a la gente, si son sintéticos y no cubren demasiado
terreno, si el espíritu del Maestro se trasluce en la enunciación, nadie
será dejado en las tinieblas, nadie tendrá razón de quejarse por no
haber sido alimentado. La preparación, tanto en el predicador como
en el auditorio, tiene muchísimo que ver con el resultado.
Citaré aquí unas pocas palabras que oí recientemente: “Siempre
sé por la longitud del sermón del Sr. X si ha estado mucho tiempo
fuera de casa durante la semana—dijo un miembro del rebaño—.
Cuando los prepara con cuidado, sus discursos son de una exten-
sión moderada, pero es casi imposible que sus oyentes olviden las
enseñanzas en ellos presentadas. Cuando no ha tenido tiempo para