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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
pesarlos y decidirse a base de las evidencias presentadas. Y cuando
los ministros sientan la fuerza de los argumentos, que ellos presentan
en forma de verdad solemne, y que se puede comprobar, tendrán celo
y fervor de acuerdo al conocimiento.—
Testimonies for the Church
1:645
.
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La falsa inspiración
—Al parecer, algunos piensan que deben
correr todo el tiempo, porque si no lo hacen perderán la inspiración,
y la gente también perderá la inspiración. Si eso es inspiración, que
la pierdan, y cuanto antes mejor.—
El Evangelismo, 486
.
La distracción por extravagancias de orden físico
—Hay tam-
bién ministros fanáticos, quienes, al intentar predicar a Cristo, causan
conmoción, gritan, dan saltos y golpean el púlpito, como si estos
ejercicios físicos fueran de algún provecho. Esas extravagancias no
prestan fuerza a las verdades pronunciadas, sino por el contrario,
desagradan a hombres y mujeres de juicio claro y de conceptos ele-
vados. Es el deber de los hombres que se dedican al ministerio, dejar
la conducta áspera y ruidosa, por lo menos fuera del púlpito.—
El
Evangelismo, 464
.
Los tonos plañideros no son prueba de humildad
—Hay otra
clase que se dirige a la gente en tonos plañideros. Sus corazones no
han sido suavizados por el Espíritu de Dios, y creen que deben im-
presionar, por una apariencia de humildad. Esa conducta no exalta al
ministerio evangélico, sino que lo rebaja y lo degrada. Los ministros
deben presentar la verdad en todo el calor de su gloria. Deben hablar
de tal manera, que representen correctamente a Cristo, y conserven
la dignidad convirtiéndose en sus ministros.—
Testimonies for the
Church 2:617
.
Las oraciones inaudibles alegran a Satanás
—En los cultos de
[291]
oración, se necesita pronunciar en forma clara y nítida, especialmente
en los testimonios, para que todos puedan escuchar lo que se expresa,
y ser beneficiados. En las reuniones en que el pueblo de Dios relata
sus experiencias, se eliminan dificultades, y el pueblo recibe ayuda.
Pero demasiado a menudo los testimonios se presentan en forma
incompleta y confusa, y no se puede captar la idea correcta de lo
que se ha dicho. Así, se pierden muchas bendiciones.
Los que oran y los que predican, deben pronunciar las palabras
adecuadamente y hablar en tonos claros, nítidos y serenos. La ora-
ción, debidamente ofrecida, es un poder para el bien. Es uno de los