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Las ilustraciones y las ayudas visuales
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y discernirse fácilmente el significado. Sacad luego la red con la
máxima eficiencia posible. Id directamente al grano. Haced que
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vuestras ilustraciones sean evidentes de por sí. Por grande que sea
el conocimiento de un hombre, no sirve para nada, a menos que
pueda comunicarlo a otros.—
Consejos para los Maestros Padres y
Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 240
.
Ilustraciones para todos
—Maestros, recordad que el Señor es
vuestra fortaleza. Esforzaos por inculcar en los alumnos ideas que
sean sabor de vida para vida. Enseñad por ilustraciones. Pedid a Dios
que os dé palabras que todos puedan comprender.—
Consejos para
los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana,
241
.
Niños en entendimiento
—El maestro debería tener constante-
mente por meta, la sencillez y la eficiencia. Debería enseñar princi-
palmente con ilustraciones, y, aun al tratar con alumnos mayores, de-
bería tener cuidado de que todas sus explicaciones sean claras y sen-
cillas. Muchos alumnos de más edad son niños en entendimiento.—
La Educación, 233
.
La comprensión para con los niños
—En todo lo que los hom-
bres han escrito, ¿dónde puede encontrarse algo que se apodere tanto
del corazón, y que se adapte tan bien para despertar el interés de
los pequeñuelos, como las historias que la Biblia tiene? En esos
sencillos relatos pueden destacarse los grandes principios de la ley
de Dios. Así, por ilustraciones adecuadas a la comprensión del niño,
los padres y maestros pueden empezar desde temprano, a cumplir la
orden del Señor acerca de sus preceptos: “Y las repetirás a tus hijos,
hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al
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acostarte, y cuando te levantes”.
Deuteronomio 6:7
.—
Consejos para
los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana,
173
.
La dignidad de la palabra
—Demasiadas son las ilustraciones,
que no tienen una influencia correcta; empequeñecen la sagrada
dignidad que siempre debe ser mantenida, en la presentación de la
Palabra de Dios a la gente.—
El Evangelismo, 156
.
Ovejas que perecen
—Hay hombres que se presentan en el púl-
pito como pastores, que profesan alimentar el rebaño, mientras las
ovejas están pereciendo, por falta del pan de vida. Hay discursos lar-
gos y fastidiosos, mayormente compuestos de relatos de anécdotas;