Página 264 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
Antiguo Testamento con sencillez, sinceridad y poder.—
Los Hechos
de los Apóstoles, 359, 360 (PP), 372 (ACES)
.
Como una voz del cielo
—Con elocuencia sobrehumana expuso
las verdades del Evangelio. Presentó a sus oyentes el sacrificio
realizado en bien de la raza caída... Tal fue el alegato del abogado
de la verdad. Fiel entre los infieles, leal entre los desleales, se erguía
como representante de Dios, y su voz era como una voz del cielo. No
había temor, tristeza ni desaliento en su palabra, ni en su mirada...
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Muchos de los que le contemplaron aquel día, “vieron su rostro
como el rostro de un ángel”.
Hechos 6:15
.
Nunca habían escuchado los circunstantes palabras como aqué-
llas. Tocaron una cuerda que hizo vibrar aun, el corazón más endu-
recido. La verdad clara y convincente desbarataba el error.—
Los
Hechos de los Apóstoles, 394, 395 (PP), 408, 409 (ACES)
.
Timoteo
Recibió su instrucción en el hogar
—El padre de Timoteo era
griego y su madre judía. Desde la niñez había conocido las Escri-
turas. La piedad que vio en su vida de hogar era sana y cuerda. La
fe de su madre y de su abuela en los oráculos sagrados, era para él
un constante recuerdo de la bendición que acarrea el hacer la vo-
luntad de Dios. La Palabra de Dios, era la regla por la cual esas dos
piadosas mujeres habían guiado a Timoteo. El poder espiritual de
las lecciones que había recibido de ellas, conservó puro su lenguaje
y evitó que le contaminaran las malas influencias que le rodeaban.
Así, las que le instruyeron en el hogar habían cooperado con Dios,
en prepararlo para llevar responsabilidades.
Pablo vio a Timoteo fiel, firme y sincero, y le escogió como
compañero de labor y de viaje. Las que habían enseñado a Timoteo
en su infancia fueron recompensadas, viendo al hijo de su cuidado
unido en estrecho compañerismo con el gran apóstol. Timoteo era
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sólo un joven cuando fue escogido por Dios como maestro; pero
sus principios habían sido tan bien establecidos por su primera
educación, que era digno del puesto de ayudante de Pablo. Y aunque
joven, llevó sus responsabilidades con mansedumbre cristiana.—
Los
Hechos de los Apóstoles, 165, 166 (PP), 167, 168 (ACES)
.
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