Página 277 - La Voz

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Los pioneros del adventismo
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tenido que luchar con el más tremendo problema del corazón, o con
alguna enfermedad, antes de la fecha de la cita, que pareciera impedir
que me presentara ante el público. Y justamente en el momento en
que me pongo de pie para hablar a la gente, me siento tan segura
de que los ángeles de Dios están allí mismo, a mi lado, como si
abriera mis ojos y los viera; como vi a Cristo cuando él me restauró.
Me siento transportada por encima de mí misma. Me siento como
si el juicio estuviera ante mis ojos; como si el universo celestial
me estuviera mirando, y como si tuviera que hacer, y decir estas
cosas aunque me cayera muerta allí mismo. Ahora bien, no creo
que éste sea el deber que otros deben cumplir. Y cada día siento lo
mismo. Esto se debe a las terribles realidades de eternidad abiertas
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delante de mi, y tan pronto como me pongo de pie, esas tremendas
realidades parecen envolverme como un manto”.—
Manuscrito 19b,
1890
.
Voz, volumen, velocidad
Pastor Farnsworth:
“¿No cree usted,
hermana White, que la gran mayoría de nuestros ministros se han
perjudicado mucho, por la manera como hablan?”
Ellen G. White:
“Sin duda alguna; he visto esto una y otra vez.
A mi esposo le dio una vez por levantar mucho la voz, y parecía que
no podía evitarlo. Y hay un hermano en Texas, el hermano A, que
ahora mismo está muriéndose, como si él mismo se hubiera puesto
un cuchillo en la garganta. Desde que llegué aquí he pensado en eso,
y debo escribirle”.
Pastor Kilgore:
“Ya se lo dijeron”.
Pastor Farnsworth:
“En todas las asociaciones hay pastores así”.
Ellen G. White:
“En los días de mi juventud acostumbraba ha-
blar en tono demasiado alto. El Señor me mostró que no podría
realizar una impresión debida en la gente elevando la voz a un tono
antinatural. Luego me fue presentado Cristo y su manera de hablar;
y en su voz había una dulce melodía. Su voz, expresada con lentitud
y calma, llegaba a sus oyentes, y sus palabras penetraban en sus
corazones, y ellos podían captar lo que él había dicho, antes de que
pronunciara la frase siguiente. Al parecer, algunos creen que deben
correr todo el tiempo, porque si no lo hacen perderán la inspiración
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y la gente también perderá la inspiración. Si eso es inspiración, que
la pierdan, y cuanto antes, mejor”.