Página 296 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
vanidad y la insensatez. Cuando se le permite ocupar el lugar de la
devoción y la oración, es una maldición terrible.
Los jóvenes se reúnen para cantar, y aunque profesan ser cris-
tianos, muchas veces deshonran a Dios y a su fe, mediante su con-
versación frívola y su elección de la música. La música sagrada no
es compatible con su gusto. Me fueron señaladas las enseñanzas
sencillas de la Palabra de Dios, que han sido pasadas por alto como
inadvertidas. En el juicio todas estas palabras de inspiración conde-
narán a los que no las han tomado en cuenta.—
Testimonies for the
Church 1:505, 506
.
Placeres prohibidos
—¡Cuánto contraste hay entre la antigua
costumbre y los usos que con frecuencia se le da hoy a la música!
¡Cuántos son los que emplean este don especial para ensalzarse a
sí mismos, en lugar de usarlo para glorificar a Dios! El amor a la
música conduce a los incautos a participar con los amantes de lo
mundano, en las reuniones de placer que Dios prohibió a sus hijos.
Así, lo que es una gran bendición cuando se lo usa correctamente,
se convierte en uno de los medios más certeramente empleados por
Satanás para desviar la mente del deber y de la contemplación de
las cosas eternas.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 644, 645
.
Ambición por la exhibición
—Los espectáculos musicales, que
conducidos apropiadamente no hacen daño, son muchas veces una
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fuente de mal. En el actual estado de la sociedad, con la baja morali-
dad existente, no sólo entre los jóvenes, sino también entre aquellos
de más edad y experiencia, existe un gran peligro en volverse des-
cuidados, y dar atención especial a los favoritos, creando así envidia,
celos y conjeturas malignas. El talento musical muchas veces fo-
menta el orgullo y la ambición por la exhibición, y los cantantes
dedican muy pocos pensamientos a la adoración a Dios. En lugar de
conducir a las mentes a recordar a Dios, muchas veces lo que hacen
es provocar su olvido.—
Carta 6a, 1890
.
Consejos a los directores de coro
—Fui llevada a algunos de
sus ensayos de coro, y se me hizo leer los sentimientos existentes en
el grupo que usted dirige. Había celos mezquinos, envidia, crítica y
murmuración. Dios requiere un servicio prestado de todo corazón;
el formalismo y el servicio prestado solamente de labios, son como
bronce que resuena y címbalo que retiñe. Su canto tiene como
finalidad la ostentación, y no la alabanza a Dios con el espíritu y