Página 33 - La Voz

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El papel de los maestros
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sea amoldada día tras día, por la santa influencia del Espíritu de Dios.
Entonces Cristo hablará al corazón y su voz será escuchada y obe-
decida al decir: “Este es el camino; andad por él”.—
Fundamentals
of Christian Education, 526
.
Palabras de ánimo
—Manifestad simpatía y ternura al tratar con
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vuestros alumnos. Revelad el amor de Dios. Sean las palabras que
habláis, bondadosas y estimulantes. Entonces, a medida que trabajéis
por ellos, ¡qué transformación se realizará en el carácter, de los que
han sido debidamente educados en el hogar! El Señor puede hacer,
aun de los maestros jóvenes, si quieren consagrarse a él, medios de
revelar su gracia.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos
acerca de la Educación Cristiana, 143, 144
.
Con fuerza y entusiasmo
—El maestro debería tener constante-
mente por meta, la sencillez y la eficiencia. Debería enseñar prin-
cipalmente con ilustraciones, y aun al tratar con alumnos mayores,
debería tener cuidado de que todas sus explicaciones sean claras y
sencillas. Muchos alumnos de más edad son niños en entendimiento.
El entusiasmo es un elemento importante en la realización de
la obra educativa. En cuanto a esto, la observación hecha una vez
por un celebrado actor, contiene una útil sugerencia. El arzobispo de
Carterbury le había preguntado, por qué los actores al representar
una comedia, impresionaban tan notablemente al auditorio al refe-
rirse a cosas imaginarias, mientras que los ministros del Evangelio,
impresionaban tan poco al suyo, hablándoles de cosas reales. “Con
todo el respeto debido a vuestra eminencia—contestó el actor—,
permitidme deciros que la razón es sencilla: Es el poder del entusias-
mo. Nosotros hablamos en el escenario de cosas imaginarias, como
si fueran reales, y vosotros en el púlpito, habláis de cosas reales,
como si fuesen cosas imaginarias”.—
La Educación, 233
.
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Pocas palabras, no discursos largos
—Los que enseñan a los
niños, deben evitar observaciones tediosas. Las observaciones cortas
y al punto tendrán una feliz influencia. Si es mucho lo que hay que
decir, es mejor hacer declaraciones cortas, con cierta frecuencia.
Unas pocas palabras interesantes, de vez en cuando serán de más
beneficio que decirlas todas a la vez. Los discursos largos, recargan
las pequeñas mentes de los niños. Hablar demasiado, los conducirá
a detestar hasta las instrucciones espirituales, así como comer de
algo en exceso recarga el estómago, y reduce el apetito hasta hacer