Página 340 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
Augusta Meyer
: Muchas veces, había dudado si realmente era
posible que tuviéramos una profetisa en nuestra denominación...
Después quedé completamente convencida.
Rosetta E. Mitchell
: Ella me impresionó poderosamente: nunca
podría... olvidar la precisión y seriedad de su actitud mientras habla-
ba. Pareció que nadie se movió ni se cambió de posición, mientras
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ella estaba hablando; que cada persona escuchaba con avidez para
estar seguro de no perder, ni una sola de sus palabras.
se movió ni se cambió de posición, mientras ella estaba hablando;
que cada persona escuchaba con avidez para estar seguro de no
perder, ni una sola de sus palabras.
Sra. Olson
: La mañana que la hermana White habló en la capilla,
prevalecía un espíritu de reverencia que yo nunca había sentido. Me
parecía que estaba en la misma presencia de Dios... Cuando entramos
en el aula del profesor Bodin... él estaba sentado en su escritorio,
con la frente inclinada sobre una mano. Cuando levantó la vista,
hizo la siguiente declaración a la clase: “En toda mi asociación con
el cuerpo de pastores cultos y devotos, no puedo pensar en ninguno
que pudiera, en cierto grado leer y hablar como la Sra. White lo hizo
hoy. Ella ha sido enseñada por el Señor”.
Mude Pashby
: Estoy segura que lo más emocionante de mi
vida fue escucharla a ella, aunque yo no era miembro de la iglesia
entonces.
J. R. Patterson
: Hubo un silencio mortal por unos instantes,
cuando pareció que una ola de una extraña influencia se cernió sobre
el auditorio. Fue algo extraño. Yo no puedo hablar por otros, pero
en lo que a mí concierne, sentí la enormidad de mi pecado, y mi
deficiencia, y la carga de la obra en nuestras manos, una especie
de influencia enternecedora. Después de un minuto o algo así de
silencio en todo el salón, los obreros, hombres y mujeres, empezaron
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a ponerse de pie y a hacer confesiones que nunca había escuchado
en una reunión pública. No puedo imaginar que hubiera ojos secos
en el edificio.
Hug L. Peden
: La primera vez que la escuché, su conocimiento
de la Biblia y la perfecta libertad con la cual hablaba, cautivó y
mantuvo mi atención, y algo me sucedió en esa reunión. Mediante
su sierva, Dios habló a mi corazón que le entregué en esa ocasión,
dedicando mi vida a Dios y a su servicio.