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Joyas de los Testimonios 1
el corazón de los hijos por la mala disciplina de los padres, cuando
una conducta apropiada los habría inducido a adquirir un carácter
bueno y armonioso. Una madre que no tiene perfecto dominio de sí
misma no es idónea para el manejo de sus hijos
* * * * *
Venza Vd. su disposición a ser exigente con su hijo, no sea que
las reprensiones demasiado frecuentes hagan que su presencia le
desagrade y que sus consejos le parezcan odiosos. Líguelo a su co-
razón, no mediante una complacencia insensata, sino por los suaves
lazos del amor. Puede ser firme aunque bondadoso. Cristo debe ser
su auxiliador. El amor será el medio de atraer otros corazones al
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suyo, y su influencia los establecerá en el camino bueno y correcto.
Le he amonestado ya contra un espíritu de censura y quisiera
volver a precaverle con respecto a este defecto. Cristo reprendió a
veces con severidad, y en algunos casos puede ser necesario que
nosotros también lo hagamos; pero debemos considerar que aunque
Cristo conocía la condición exacta de aquellos a quienes reprendía,
y sabía exactamente cuánta reprensión podían soportar, y qué se ne-
cesitaba para corregir su mala conducta, también sabía exactamente
cómo compadecerse de los que erraban, consolar a los infortunados
y alentar a los débiles. Sabía evitar a las almas el abatimiento e
inspirarles esperanza, porque estaba familiarizado con los motivos
exactos y las pruebas peculiares de cada espíritu. No podía cometer
un error
[140]
Testimonios para la Iglesia 3:532, 533 (1875)
.
Testimonios para la Iglesia 4:66 (1876)
.