Página 290 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Parábolas de los perdido
La oveja perdida
Se me remitió a la parábola de la oveja perdida. Se deja a las
noventa y nueve en el desierto, y se inicia la búsqueda de aquella
que se extravió. Cuando se la encuentra, el pastor la pone sobre sus
hombros y regresa gozoso. No lo hace murmurando ni censura a la
pobre oveja perdida por haberle causado tantas molestias, sino que
regresa lleno de alegría con el peso de ésta sobre sus hombros.
Y aún se requiere una mayor demostración de gozo. Se llama a
los amigos y vecinos para que se regocijen con el pastor, “porque
he hallado mi oveja que se había perdido.” El haber hallado la oveja
perdida constituye el motivo del regocijo: nadie se interesa más
en el hecho de que se haya extraviado, porque el gozo de haberla
encontrado de nuevo supera la pena de la pérdida y todos los cuida-
dos, perplejidades y peligros que se afrontaron al buscar a la oveja
perdida y al traerla de nuevo a un lugar seguro. “Os digo, que así
habrá más gozo en el cielo de un pecador que se arrepiente, que de
noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentimiento.”
Lucas
15:6, 7
.
La dracma perdida
La dracma perdida representa los pecadores extraviados y erran-
tes. El cuidado con que la mujer buscó la dracma perdida les enseña
a los seguidores de Cristo una lección con respecto a su deber hacia
los que yerran y se extravían de la senda recta. La mujer encendió su
candil para tener más luz, luego barrió la casa y buscó diligentemente
hasta encontrar la moneda.
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Aquí se define claramente cuál es el deber de los cristianos
hacia aquellos que necesitan ayuda porque se han apartado de Dios.
No se debe abandonar en las tinieblas y el error a aquellos que
Testimonios para la Iglesia 3:99-104 (1872)
. (Del cap. “La obra en Battle Creek.”)
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