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Joyas de los Testimonios 1
En una visión nocturna ve una escalera mística, cuya base des-
cansa en la tierra, y cuya cúspide alcanza a la hueste estrellada, a los
más altos cielos. Los mensajeros celestiales suben y bajan por esta
escalera de brillo deslumbrante, mostrándole la senda que comunica
el cielo con la tierra. Oye una voz que le renueva la promesa de mi-
sericordia, protección y bendiciones futuras. Cuando Jacob despierta
de este sueño dice: “Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no
lo sabía.”
Génesis 28:16
. Mira en derredor suyo como esperando
ver a los mensajeros celestiales; pero únicamente ve las borrosas
líneas de los objetos de la tierra; y los cielos, que resplandecen con
las gemas de luz, responden a su ferviente y asombrado mirar. La
escalera y los brillantes mensajeros han desaparecido y sólo en su
imaginación puede ver a la gloriosa Majestad que se hallaba en su
cumbre.
Jacob quedó abrumado por el profundo silencio de la noche, y
con la vívida impresión de que se encontraba en la inmediata presen-
cia de Dios. Su corazón estaba lleno de gratitud por no haber sido
destruido. Ya no pudo dormir esa noche; llenaba su alma una pro-
funda y ferviente gratitud, mezclada co
santo gozo. “Y levantóse
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Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y
alzóla por título, y derramó aceite encima de ella.”
Génesis 28:18
. Y
allí hizo su solemne voto a Dios.
Cumplió su voto
Jacob hizo ese voto mientras se hallaba refrigerado por los rocíos
de la gracia, y vigorizado por la presencia y la seguridad de Dios.
Después que hubo pasado la gloria divina, tuvo tentaciones, como
los hombres de nuestra época, pero fué fiel a su voto, y no quiso
albergar pensamientos referentes a la posibilidad de quedar libre de
la promesa que había hecho. Podría haber razonado de manera muy
similar a como lo hacen los hombres de hoy, diciéndose que esta
revelación era tan sólo un sueño, que estaba muy excitado cuando
formuló ese voto y por tanto no necesitaba cumplirlo; pero no obró
así.
Transcurrieron largos años antes que Jacob se atreviera a volver
a su país; pero cuando lo hizo, cumplió fielmente su deuda para con
18—J.T., Tomo 1