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Joyas de los Testimonios 1
hacia el norte, los requerimientos de la religión señalan la gloria
de Dios. Vuestros votos bautismales os imponen la obligación de
honrar a vuestro Creador, negaros resueltamente a vosotros mismos,
crucificar vuestros afectos y concupiscencias, y reducir aún vuestros
pensamientos a la obediencia de la voluntad de Cristo
* * * * *
Vuestra mundanalidad no os inclina a abrir de par en par la
puerta de vuestros duros corazones al llamamiento de Jesús, que está
procurando entrar allí. El Señor de gloria, que os ha redimido por su
sangre, aguardó ante vuestra puerta a que le admitieseis; pero no le
abristeis ni le disteis la bienvenida. Algunos abrieron un poquito la
puerta, y permitieron que penetrase un poco de la luz de su presencia,
pero no dieron la bienvenida al Visitante celestial. No había cabida
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para Jesús. El lugar que se le debería haber reservado estaba ocupado
por otras cosas. Jesús os rogó: “Si alguno oyere mi voz y abriere
la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”
Apocalipsis
3:20
. Teníais una obra que hacer para abrir la puerta. Por un tiempo
os sentisteis inclinados a oír y abrirla, pero aun esta inclinación
desapareció, y no os asegurasteis la comunión de que podríais haber
disfrutado con el Huésped celestial. Sin embargo, algunos abrieron
la puerta y dieron una cordial bienvenida a su Salvador
[88]
Testimonios para la Iglesia 3:45 (1872)
.
Testimonios para la Iglesia 2:216, 217 (1869)
.