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Mente, Carácter y Personalidad 1
a las personas, manifestarán la misma falta de tacto y capacidad
al tratar con las mentes si entraran en el ministerio.—
El Colportor
Evangélico, 52 (1902)
.
Enfrentar los impulsos, la impaciencia, el orgullo y la estima
propia
El tratar con las mentes humanas es la obra más delicada que se
haya confiado alguna vez a los mortales, y los maestros necesitan
constantemente la ayuda del Espíritu de Dios para poder hacer co-
rrectamente su trabajo. Entre los jóvenes que asisten a la escuela se
encontrará una gran diversidad de caracteres y educación. El maestro
hará frente a los impulsos, la impaciencia, el orgullo, el egoísmo, y la
estima propia desmedida. Algunos de los jóvenes han vivido en un
ambiente de restricción arbitraria y dureza, que ha desarrollado en
ellos un espíritu de obstinación y desafío. Otros han sido mimados,
y sus padres, excediéndose en sus afectos, les han permitido seguir
sus propias inclinaciones. Han disculpado sus defectos hasta defor-
marles el carácter.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos
acerca de la Educación Cristiana, 251 (1913)
.
Se necesitan paciencia, tacto y sabiduría
Para tratar con éxito con estas mentes diferentes, el maestro ne-
cesita ejercitar mucho tacto y delicadeza en su dirección, al mismo
tiempo que firmeza en el gobierno. Con frecuencia, se manifestará
desagrado y hasta desprecio por los reglamentos. Algunos ejer-
citarán su ingenio para evitar las penalidades, mientras que otros
ostentarán una temeraria indiferencia por las consecuencias de la
transgresión. Todo esto exigirá paciencia, tolerancia y sabiduría de
parte de aquellos a quienes se ha confiado la educación de estos
jóvenes.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de
la Educación Cristiana, 251 (1913)
.
Una conducta que puede dejar cicatrices y heridas
irreparables
Un maestro puede tener suficiente educación y conocimiento
en las ciencias para instruir, pero ¿se ha averiguado si tiene tacto