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Alimento para la mente
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Ellos podrían estar relacionados con nuestras casas editoras y
ser obreros eficientes en la contabilidad, la redacción o la corrección
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de pruebas; pero sus talentos se han pervertido al punto de ser
dispépticos mentales, y en consecuencia, incapacitados para cargos
de responsabilidad en cualquier parte. La imaginación está enferma.
Viven una vida irreal. Están incapacitados para los deberes prácticos
de la vida; y lo que es más triste y desalentador es que han perdido
todo gusto por lectura edificante.
Se han apasionado y encantado con alimentos para la mente tales
como el excitante relato de
La cabaña del tío Tom
. Ese libro hizo
bien en su día a los que necesitaban despertarse con respecto a sus
falsas ideas de la esclavitud; pero estamos en la misma frontera del
mundo eterno, donde tales relatos no se necesitan para la preparación
para la vida eterna.—
Testimonies for the Church 5:518, 519 (1889)
.
Libros que debilitan la mente
Las novelas de amor y las historias frívolas y excitantes consti-
tuyen otra clase de libros que son una maldición para todo lector.
Puede el autor insertar una buena moraleja, puede también entremez-
clar en su obra sentimientos religiosos. Sin embargo, en la mayoría
de los casos, es Satanás que se disfraza de ángel de luz para engañar
y seducir con más facilidad. El espíritu es influenciado en gran medi-
da por las cosas de que se nutre. Los lectores de las historias frívolas
o excitantes se vuelven incapaces de cumplir las responsabilidades
que les incumben. Viven en lo irreal, y no tienen el menor deseo de
escudriñar las Escrituras para nutrirse del maná celestial. Su mente
se debilita y pierde su facultad de considerar los grandes problemas
del deber y del destino.—
Joyas de los Testimonios 3:165 (1902)
.
La ficción y los pensamientos sensuales
El alimento mental que le gusta es contaminador en sus efectos
y conduce a pensamientos impuros y sensuales. He sentido sincera
lástima por estas almas al considerar todo lo que pierden por descui-
dar las oportunidades de obtener el conocimiento de Cristo, en quien
se concentran nuestras esperanzas de vida eterna. Cuanto tiempo