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Mente, Carácter y Personalidad 1
Impide que la mente trabaje en exceso
El trabajo físico no impedirá el desarrollo de la inteligencia.
Lejos de ello, las ventajas obtenidas por el trabajo físico servirán de
contrapeso a una persona e impedirán que la mente sea recargada. La
fatiga recaerá sobre los músculos y aliviará al cerebro cansado. Hay
muchas jovencitas inquietas e inútiles que consideran poco femenino
el ocuparse en el trabajo activo. Pero sus caracteres son demasiado
transparentes para engañar a personas sensatas con respecto a su
inutilidad [...].
Ser señorita no significa ser frágil, desvalida, estar sobrecargada
de adornos y reír tontamente. Se necesita más bien un cuerpo sano
para tener una inteligencia sana. La salud física y un conocimiento
práctico de todos los deberes domésticos necesarios, jamás consti-
tuirán un obstáculo para una inteligencia bien desarrollada; ambos
son altamente importantes para una señorita.—
EC 31 (1872)
.
Sin ejercicio la mente no puede funcionar bien
Para un joven sano, el ejercicio riguroso y enérgico fortalece
el cerebro, los huesos y los músculos. Es una preparación esencial
para la difícil tarea de un médico. Sin tal ejercicio la mente no
puede funcionar bien. No puede producir los actos rápidos y claros
que darán amplitud a sus facultades. Llega a estar inactiva. Tal
joven nunca, nunca llegará a ser lo que Dios quiso que fuera. Él
ha establecido tantos lugares de descanso que llega a ser como un
charco de agua estancada. La atmósfera que lo rodea está cargado
con miasmas morales.—
Carta 103, (1900)
.
El esfuerzo mental se restringe cuando se descuida el ejercicio
físico
Los que están dedicados a constante labor mental, ora sea es-
tudiando o predicando, necesitan descanso y cambio. El estudiante
ferviente ejercita constantemente su cerebro, demasiado a menudo,
mientras descuida el ejercicio físico; y como resultado, las facultades
corporales quedan debilitadas y restringido el esfuerzo mental. Así
deja el estudiante de hacer la obra que podría haber hecho, si hubiese
trabajado prudentemente.—
Obreros Evangélicos, 254 (1893)
.
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