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Mente, Carácter y Personalidad 1
hará una obra más maligna sobre el carácter, amargando el alma, y
poniendo en marcha males que sobrepujan lo bueno, que las pasiones
humanas que no están bajo el control del Espíritu de Dios. Nunca
serán provechosas la ira, la agitación o la pérdida de los estribos.
Cuántos hijos pródigos quedan fuera del reino de Dios por el
carácter descuidado de los que pretenden ser cristianos. Celos, envi-
dia, orgullo, sentimientos duros, justicia propia, fácil provocación,
malicia, aspereza, frialdad, falta de bondad, son todos atributos de
Satanás. Los maestros los encontrarán en los caracteres de sus alum-
nos. Es terrible tener que tratar con estas cosas; pero al procurar
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arrojar fuera estos males, el obrero ha desarrollado, en muchos casos,
atributos similares que han arruinado el alma de aquel con quien
están tratando.—
Carta 50, 1893
.
Necesitan una mente bien equilibrada
Los maestros que trabajan en esta parte de la viña del Señor,
necesitan tener dominio propio, mantener bajo control su genio y sus
sentimientos, y asimismo estar sujetos al Espíritu Santo. Deben dar
evidencia de poseer, no una experiencia unilateral, sino una mente
bien equilibrada, un carácter simétrico.—
Consejos para los Maestros
Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 183 (1913)
.
La decisión de mejorar es importante
Las oportunidades de un maestro pueden haber sido limitadas,
de modo que no haya logrado acumular tantos conocimientos como
sería de desear; sin embargo, si sabe incursionar en las intimidades
de la naturaleza humana; si siente amor sincero por su trabajo, si
aprecia su magnitud y está decidido a mejorar; si está dispuesto a
trabajar afanosa y perseverantemente, comprenderá las necesidades
de los alumnos y, mediante su espíritu comprensivo y progresista,
despertará en ellos el deseo de seguirlo mientras trata de guiarlos
por el camino ascendente.—
La Educación, 279 (1903)
.
No se usa ni la mitad de las facultades mentales
Es importante que tengamos escuelas intermediarias y secun-
darias. Nos ha sido confiada una gran obra, la proclamación del