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Mente, Carácter y Personalidad 1
libros han conducido a miles hacia donde Satanás condujo a Adán y
Eva: a un conocimiento que Dios les prohibió tener. Por medio de
sus enseñanzas, los estudiantes se han vuelto de la Palabra del Señor
a las fábulas”.—
The Review and Herald, 12 de marzo de 1908
.
Apoderarse de las verdades de la Bibli
Sobre cada estudiante debe fijarse la idea de que la educación
es un fracaso a menos que la mente haya aprendido a apoderarse
de las verdades de la revelación divina, y a menos que el corazón
acepte las enseñanzas del evangelio de Cristo. El estudiante que en
lugar de los grandes principios de la Palabra de Dios acepte ideas
comunes y permita que se absorba su tiempo y atención con asuntos
vulgares y triviales, encontrará que su mente se empequeñecerá
y debilitará; perderá la capacidad de crecer. La mente ha de ser
educada para comprender las importantes verdades que conciernen
a la vida eterna.—
Carta 64, 1909
.
Uso adecuado del cuerpo
Si los maestros hubieran estado aprendiendo las lecciones que
el Señor deseaba que aprendieran, no habría una clase de alumnos
cuyas cuentas deban ser pagadas por alguien o deban salir del colegio
con una pesada deuda sobre ellos. Los educadores no están haciendo
la mitad de su trabajo cuando saben que un joven está dedicando
años de intensa aplicación al estudio de los libros y no busca ganar
los medios necesarios para pagar sus estudios, y sin embargo no
hacen nada sobre el asunto. Hay que investigar cada caso, debe
preguntarse con bondad e interés por cada uno de estos jóvenes para
evaluar su situación financiera.
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El ejercitar la razón que Dios le ha dado en armonía con sus
capacidades físicas, su cabeza, su cuerpo, sus manos y sus pies debe
ser presentado como algo de supremo valor. El uso correcto del
propio ser es la lección más valiosa que se puede aprender. No
debemos hacer solamente trabajo mental y detenernos allí o hacer
esfuerzos físicos y detenernos allí; sino que hemos de hacer el mejor
uso de cada una de las diferentes partes que componen el cuerpo
Véase el capítulo 11, “El estudio de la Biblia y la mente”.