Página 257 - Mente, Car

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Amor y sexualidad en la experiencia humana
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para él. Cuando cesa de velar y orar, deja de cuidar la ciudadela, el
corazón, y se entrega al pecado y el crimen. La mente se rebaja, y
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es imposible sacarla de la corrupción mientras recibe la educación
que esclaviza las facultades morales e intelectuales y las pone bajo
la sujeción de las pasiones más groseras.
Debe librarse una lucha constante contra la mente carnal; y
hemos de ser auxiliados por la influencia refinadora de la gracia de
Dios, que atraerá la mente hacia lo alto y la acostumbrará a meditar
sobre lo que es santo y puro.—
Testimonies for the Church 2:478,
479 (1870)
.
Consejos a las mujeres
Con corazón angustiado escribo que en esta época las muje-
res, casadas y solteras, con demasiada frecuencia no establecen los
límites adecuados. Coqueteando, estimulan las atenciones de hom-
bres solteros y casados y los que son moralmente débiles quedan
seducidos.
Al tolerar estas cosas, se amortiguan los sentidos morales y se
ciega el entendimiento de manera que el delito no parece pecamino-
so. Se despiertan pensamientos que no se habrían despertado si la
mujer hubiera conservado su lugar con modestia y seriedad. Puede
ser que ella misma no tuvo un propósito o motivo ilícito, pero esti-
muló a hombres que son tentados, y que necesitan toda la ayuda que
puedan obtener de quienes los traten.
Si ellas se hubieran mantenido circunspectas y reservadas y si,
en vez de permitirse libertades y recibir atenciones injustificables,
hubiesen mantenido la moral en alto y una dignidad apropiada,
podría haberse evitado mucho mal.—
El hogar adventista, 300, 301
(1894)
.
Evitar la provocación
¿No habrán de vigilarse estrictamente a sí mismas las mujeres
que profesan la verdad, a fin de no estimular la menor familiaridad
injustificable? Pueden cerrar muchas puertas de tentación si observan
en toda ocasión una reserva estricta y una conducta apropiada.—
Joyas de los Testimonios 2:243 (1889)
.